Por Marisol López Alonso
Querída cuerpa, me siento “rara” al dedicarte estas líneas, pues es la primera vez que lo hago.
Voy a recordarte los momentos más significativos que hemos vivido:
Debo confesarte que por varios años no te deseaba, incluso te ocultaba por miedo y vergüenza; estos sentimientos comenzaron cuando entre a la secundaria. El primer año me angustiaba que no te “desarrollaras”, a comparación de otrxs cuerpxs te consideraba tan “simple”, deseaba que te voltearan ver, pero tú seguías igual.
En vacaciones de verano tuviste cambios impresionantes, fue como magia ¿sabes?, pues fue fugaz las trasformaciones que tuviste. ¿Lo recuerdas? Y cómo no recordarlo, si en el segundo año de secundaria tus compañerOs se encargaron de hacerlo visible, en ese momento me avergonzabas. Recuerdo que en una clase de educación física decidimos jugar STOP “le declaro la guerra a mi peor enemigo que es…”. Yo te quería nombrar manzana, pero mis compañerOs decidieron que serías “melones”, ese día me avergonzaste bastante y deseaba que no te hubieras “desarrollado tanto”.
El tercer año de secundaria me comenzaba a preocupar que engordaras y comenzaba a desear otrxs cuerpxs, pues eran delgados y los consideraba más bellos que tú.
Cuando llegaste a la prepa, ya no me avergonzabas, pero sí sentía miedo por ti. Recuerdo el día que saliste de casa a buscar botellas de plástico para obtener un punto extra en una materia, esa tarde te gritaron “chi-cho-camos nos matamos”, no sabía en dónde esconderte o con qué taparte, pues temía a que te hicieran algo. También sentía miedo por ti cuando te subías a las rutas, recuerdas que no permitía que te sentaras en los últimos asientos y que prefería que no te sentaras en el asiento que estaba de lado de la ventana.
Después de que saliste de la prepa, nos dio igual si te decían “piropos” en la calle, incluso pensamos que era normal…
Hoy en día intento liberarte del miedo, ya no deseo otrxs cuerpxs y mucho menos me avergüenzas, ahora lo que siento por ti es impotencia, recuerdas que hace unos meses, febrero para ser exacta, tú ibas caminando tranquilamente, cuando te gritaron desde una camioneta que iba en movimiento: “adiós, chichona”, en ese instante se mezclaron tantos sentimientos negativos contra ese hombre, odio, coraje, impotencia, incluso quería llorar porque no dije ni hice nada por ti.
A partir de esa incómoda y frustrante situación las cosas han cambiado, ahora te sientas en los últimos asientos de la ruta, eso en verdad que lo admiro porque teníamos mucho miedo de hacerlo, ¿Recuerdas que hace unas semanas quedaste en medio de dos hombres y que uno de ellos no dejaba de mirarte? Ese día me maravillaste, tomaste la mochila y la pusiste sobre tus senos, lo miraste fijamente a los ojos, esa mirada gritaba: “¡qué chingados me ves, cabrón!” al parecer entendió que no consentías su mirada hacia ti y de inmediato se bajó de la ruta.
Tengo FE que con el tiempo el miedo desaparezca y puedas reaccionar de inmediato, si otrx curpx quiera lastimarte.
Por el momento me despido, querida cuerpa, espero que tengas un lindo viaje a Chiapas.
PD: Me encantó la idea de que hayas ido a un taller de autodefensa feminista.