Constanza Caracci
El primer mensaje llegó el día 26 de agosto, aproximadamente a las seis de la tarde. «Murió la chica de Quinta Normal». Andrea, una joven de 15 años llevaba cuatro días internada en la UCI tras haber sido drogada, violada y golpeada por su pareja, quien tenía dos acusaciones previas por delitos sexuales. Tras cuatro días, finalmente falleció.
El siguiente mensaje me llega unas horas más tarde. «Mira, otro más». En la comuna de El Bosque, durante la tarde de ese mismo sábado, Carolina Velásquez, de 38 años, recibe un disparo en su cabeza por parte de su conviviente. Hoy se encuentra prófugo.
El domingo sentí mi teléfono vibrar. La pantalla iluminada contiene el link de una noticia y abajo un comentario que dice «¿Viste esta noticia?». Durante esa tarde, Jacqueline del Tránsito, a sus 41 años, recibe un disparo en la vía pública en la ciudad de Curicó, en presencia de sus hijos. El agresor se suicidó.
El día martes 29 de agosto siguen llegando mensajes. «¿Hasta cuándo?». Era el link de otra noticia. Una mujer de nacionalidad boliviana, Rosalva de 23 años, es encontrada muerta y con sus extremidades amarradas en un camino que une que Alto Hospicio con Iquique.
Ese mismo martes, horas más tarde me vuelven a llegar mensajes, esta vez sin ningún comentario, solo el link de la noticia. Vania, una mujer de 27 años es asesinada por su ex pareja. Vania había hecho todas las denuncias pertinentes y afirmaba a través de sus redes sociales que seguía recibiendo amenazas de muerte.
Es difícil hacer un seguimiento de estos femicidios, no solo por su frecuencia, sino que también por la crudeza de cada uno de estos crímenes de violencia machista. Ahora cada vez que me llega un mensaje siento que se me aprieta el estómago. No quiero seguir lamentando muertes de mujeres.
El registro de la red chilena contra la violencia hacia las mujeres lleva contados hasta la fecha 48 femicidios en lo que va de este año, mientras que el registro del ministerio de la mujer y equidad de género solo contempla 26 pues, en la actual legislación chilena, solo se considera femicidio si el agresor es o fue cónyuge de la víctima o si son convivientes, excluyendo todas las otras posibilidades.
A pesar de la brutalidad de estos femicidios, los noticieros y periódicos han decidido darle mayor cobertura a una movilización de camioneros y transportistas, quienes se manifiestan por la seguridad de su propiedad . Al parecer vivimos en un país donde la propiedad privada es más relevante que la violencia que sufrimos las mujeres.
Frente a la silencio de la prensa y del gobierno, diversas organizaciones feministas han realizado una serie de acciones para manifestarse y condenar la violencia machista de la que somos víctimas cotidianamente. Velatones, cortes de calles y concentraciones son parte de algunas de estas actividades que se han llevado a cabo durante la semana.
Afuera del liceo de Andrea se ven restos de velas y globos blancos. La familia de Rosalva viaja a Chile para buscar su cuerpo y exigir justicia. En redes sociales se leen consignas como «Vivas nos queremos», «ni una mujer menos, ni una muerta más», «todas las mujeres contra todas las violencias», mientras que en los comentarios de estas noticias se leen afirmaciones como: «Vallanse a su país entonces todos los bolivianos kl» o «las niñas de 15 años hoy en día no son nada de inocentes. Ya a los 12 dejan de ser inocentes la mayoría» y así una serie de opiniones que relativizan la violencia que sufrimos o lisa y llanamente culpan a las víctimas.
Cuando decimos que el feminismo es un tema de vida o muerte no es una exageración, ya que en la medida que sigamos viviendo bajo un sistema patriarcal que nos violenta de manera transversal durante toda nuestra vida, seguirá siendo parte de una rutina recibir mensajes de amigas y compañeras informándonos sobre un nuevo femicidio y se nos va a seguir apretando el pecho cada vez que veamos que se ilumina la pantalla de nuestros teléfonos con una nueva noticia.
El día viernes a las 18:30 en el centro de la ciudad se realizará una nueva velatón por los brutales casos de violencia y por los femicidios de esta semana, y mientras preparo los afiches para esa actividad, la pantalla de mi celular vuelve a iluminarse. “Otro femicidio. Aysén. Chica de 22 años”. La joven fue identificada con las iniciales G.S.O.T. Por Andrea, Jacqueline, Vania, Carolina, Rosalva. Por todas las mujeres asesinadas. Por todas nosotras que somos violentadas todos los días en todos los espacios, en las calles, en nuestros lugares de trabajo, en nuestros hogares, colegios y universidades. Porque tocan a una, y nos levantamos todas.