Anónimx
¿Quién ha escuchado, visto o dicho algo como: “hay que respetarlos y aceptarlos sin importar que tengan otra preferencia sexual? Es algo común y se ve como una oración inofensiva. ¿Qué puede haber de malo en esto? En realidad, todo.
Hace poco veía un video en el que aparece una familia heterosexual judía, la madre encuentra el celular del hijo donde vienen fotos en las que está besándose con un hombre, el padre las ve, llora, la madre se culpa, por supuesto, se abrazan, gran drama, lo mandan lejos, él se enamora, regresa a su casa y, ah, sorpresa, ahora cortan la escena y pasan una serie de comentarios de personas que dicen que “no discriminan”, que “no importa que sean diferentes”. La premisa del video, por cierto, es: “¿Estás dispuest@ a perderte la vida de un ser querido simplemente porque es lesbiana, gay, bisexual o transgénero? YO TAMPOCO”.
¿Dónde está el daño?, podrían preguntarse. En realidad parece todo muy lindo y lleno de amor y de progreso. Pero la cosa es que se sigue viendo a la sexualidad como un tema en el que todo el mundo opina y que puede ser razón para decir lo que es normal y lo que cae fuera de esa norma, pero que debe ser tolerado y “respetado”. Se sigue viendo la heterosexualidad como lo que es deseable, pero, si no es así, pues ni modo, a “aceptarlo”.
¡No! ¡No! A las disidencias sexuales no nos hace ningún favor que sigan con este discurso. En primer lugar, ¿qué es lo normal y por qué nos importa que todo el mundo quepa en esa categoría? El señalar lo diverso es separarnos a NOSOTROS (sí, así, en masculino, porque además las mujeres siempre quedan fuera) de ELLOS.
Denunciemos la trampa de la diversidad y de la normatividad. Para prevenir las violencias contra las comunidades que no se asumen ni se rigen bajo la heterosexualidad es necesario mucho más que la repetición de un discurso falso. “Tolero tu sexualidad para no perderme tu vida”. Error, yo me salgo de tu vida para no tener que tolerar tu tolerancia tan llena de prejuicios.
“Es que los cambios deben ser paulatinos, ir transformando poco a poco”. No. Error también. La dinamita es mejor. La condición de todo o nada es mejor. Las transformaciones paulatinas sólo hacen que la normalidad fagocite las disidencias y eso no es el punto, porque además se minimizan las luchas y se tornan en desfiles y fiestas que se pueden ir a visitar una vez al año (léase la marcha del orgullo LGBTTTI), pero el resto no, porque no es su día para salir a mostrarse en público.