Por Montserrat Pérez
Advertencia: muchos spoilers de las series Orange is the New Black y I May Destroy You.
Cuando veo que una serie o una película abordará el tema de la violación, usualmente me siento escéptica con respecto a cómo lo harán. Hay ciertos clichés y construcciones alrededor de lo que es una agresión sexual y, si no cumple con ello, normalmente no es rentable. Supongo que porque lo que vende es el sufrimiento de las mujeres y, mientras más gráfico y dramático, se asume que es mejor.
En fin, hace unos años, cuando Orange is the New Black todavía estaba de moda, vi el episodio en el que se narra la historia de una de las personajes más complicadas del programa: Tiffany «Pennsatucky» Dogget. Ese episodio me llamó la atención porque lograron capturar la violencia sexual a la que se enfrenta en la vida procurando dar a entender que no todo es gritos y sangre y moretones, que puede ser gente que conoces y que a veces ni siquiera identificas en el momento que eso fue una violación, pero que sí lo es.
Seguí viendo la serie y tanto el desarrollo de su historia como su final son horribles. Es decir, ella cobra consciencia de que en la misma cárcel es agredida por un guardia (y por muchos hombres en su pasado) y después la hacen tener una relación “amorosa” con él y luego acaba muerta. Supongo que querían dar a entender que el aspecto psicológico de la violencia es más complicado de lo que parece, pero era innecesario, más aún cuando muchas de las historias lograban llevar la narrativa hacia la resistencia de las mujeres del programa. Lloré mucho por Pennsatucky y ni siquiera escribí sobre lo importante que fue ver en una serie algo similar a lo que personalmente he experimentado.
Hace algunas semanas leí que se estrenó una serie protagonizada y escrita por una mujer que admiro mucho, Michaela Coel, y que estaba basada en su propia experiencia con la violencia sexual. Coel fue violada hace unos años mientras trabajaba en una oficina. Por curiosidad, decidí verla y eso es lo que nos trae aquí, porque es lo que le faltó a OITNB para no fallarle a las víctimas.
I may destroy you (Podría destruirte), producida para HBO y la BBC, sigue a Arabella, interpretada por Coel, quien se encuentra por entregar el borrador de un libro. Para no hacer el cuento muy largo, en el primer episodio nos cuenta cómo la violan cuando sale de fiesta con un amigo suyo. No nos dicen quién fue, pero sí se detiene en explorar las dificultades de aceptar que algo le hicieron a tu cuerpa… y que no fue tu culpa… y que necesitas ayuda.
Mientras avanzan los episodios, la historia se abre y no sólo se aborda la historia de Arabella, sino también de quienes la rodean, en algunas ocasiones con mayor éxito que otras, pero es la primera serie que veo que va hacia rincones poco explorados sobre el abuso, la violación, la complicidad, etcétera. ¿Quién nos cree? ¿Quién nos culpa? ¿Cuáles son las consecuencias en la vida diaria? La serie abunda al respecto, incluso de aquellas agresiones normalizadas que a veces se narran como experiencias o anécdotas.
Por ejemplo, en otro episodio Arabella se encuentra con un tipo que le gusta y deciden tener relaciones sexuales. Él se quita el condón sin que ella se dé cuenta y cuando lo nota le dice que pensó que lo había sentido. Ella se incomoda… pero en principio le da el beneficio de la duda, aunque poco a poco se va sintiendo más incómoda y se da cuenta de que eso que sucedió también es una violación. Él es uno de esos tipos escritores que se sienten maravillosos e intocables, lo que no se imagina es que Arabella está pensando ya en cómo exponerlo y, cuando encuentra a otra mujer a la que le pasó lo mismo con él en un evento literario, lo hace.
Quisiera decir que todo me encantó, pero debo decir que hay un episodio que me incomodó mucho porque abordan la historia de una chica en la que se expone que hay mujeres que llegan a mentir sobre el abuso sexual y la violación. Aunque hay casos, éstos son estadísticamente insignificantes, aún más cuando se trata de abuso sexual infantil. Me parece que ese episodio sale además de la narrativa de la serie. Supongo que lo que querían era explorar la infinita complejidad del tema desde distintos ángulos y experiencias, pero me parece detrimental en un mundo en el que es difícil que las mujeres denuncien y, aún más, las niñas.
Existen otros aspectos que de verdad no me gustaron: no me gustó que hubiera una narrativa de “salvación” para uno de los agresores, incluso aunque no se maneje así exactamente; no me gustó que insinuaran que hay que darle el beneficio de la duda a los agresores porque alguna mujer podría mentir; no me gustaron los desvíos de las historias principales que además no llegaron a ningún lado y no me gustó todo el espacio que le dieron a la relación de Arabella con su novio italiano que es una basura, aunque al final sí sirve para hacer una crítica a la heterosexualidad obligatoria.
Hacia los últimos episodios me encontré enojada con Arabella y enojada con todo. Me enojaban sus decisiones, incluso los pensamientos sobre su agresión, los deseos de que el agresor tuviera alguna justificación, que hubiese algo en el pasado del tipo que tal vez explicara cómo es, que no fueran las cosas como fueron.
Entonces me di cuenta de que no estaba enojada con ese personaje, ni con Coel por cómo abordó el tema. No, estaba enojada porque me sentí identificada, porque yo misma he tenido esos pensamientos, he creado mil escenarios en los que mi agresor no es mi agresor, sino mi amigo, que yo imaginé todo, que en realidad mi vida puede tolerarlo. Me enojó recordar cómo no lo he podido confrontar, que he dejado que me abrace en fiestas, que me estoy pudriendo por dentro, pero no soy ni ínfimamente tan valiente como Arabella. Y eso es muy poderoso. El reconocerse, el aceptar a través de las experiencias de las otras lo que una misma vivió, por más doloroso que sea.
Para mí es importante ver y resonar con experiencias que no había podido ver representadas. Pienso que hay muchas como yo que a veces se preguntan qué les pasó o si lo que les pasó fue real o si están exagerando y este contenido, aunado a la actuación impresionantemente poderosa de Michaela Coel me movió muy adentro, me recordó cosas que teóricamente ya sé, cosas que yo le he dicho a otras mujeres, pero que para mí ha sido muy difícil aceptar e incluso hablar colectivamente.
Además del contenido, la serie tiene elementos visuales interesantes y también reflexiona sobre quienes están alrededor: cuál es el papel que jugamos cuando una mujer ha sido agredida, cómo reaccionamos, si tomamos partido o nos mantenemos al margen, si pretendemos que nada pasó, cuáles son los mecanismos para darnos apoyo unas a otras, en fin, hay todo un entramado de personas, instituciones y relaciones a partir de un hecho como es una agresión sexual, en este caso, una violación.
Por último, no quiero dejar pasar la relación entre Arabella y Terry, su mejor amiga, pienso que es uno de los aspectos más valiosos de la serie, pues habla de dos mujeres capaces de apoyarse en los momentos más difíciles, de rabiar la una por la otra, lo cual es más cercano a la realidad de lo que nos han hecho pensar. En I may destroy you, el amor verdadero es ése entre ellas, ese amor que salva, pero más aún, que está dispuesto a acompañarnos a sanar.