Por Montserrat Pérez
Ser niña no es fácil. A las niñas les dicen (nos dijeron) que no podemos ser lo que soñamos, que debemos callar, «Calladita te ves más bonita», que no lo que hacemos es motivo de burla «Corres como niña», que somos despreciables, «Pareces nena», que debemos ser recatadas, pulcras, y que creceremos para ser madres, cuidadoras, de todos, menos de nosotras.
Nos lo dicen en las escuelas, en los parques que no podemos ocupar, en las revistas, la televisión, el cine. Nuestro valor recae en ser bellas. Desde niñas aprendemos a que eso es lo más importante. Que tenemos que intentar ser lo más delgadas posible, que nuestras pieles deben ser claras, que esos pelitos tan lindos que nos salen en las piernas o los brazos deberán eliminarse.
Además, no nos toman en cuenta. La palabra de las niñas es vista como menos importante, como si nuestra voz no fuera voz. Se sonríen mientras nos escuchan, pero nuestras palabras parecen caer en oídos sordos.
Nos impiden jugar ciertos juegos, nos entregan muñecas, escobas, cocinas. Nos dicen que no peguemos, que no es lindo, que no va con una princesa. Nos meten el cuento de la princesa hasta en la sopa, esas princesas que tienen todo, que no se parecen a nosotras y que probablemente, de haber sido libres, jamás hubieran elegido ser princesas.
Nos hacen olvidar toda la magia con la que nacemos, nuestra fuerza interior y nuestro valor, por eso, yo quiero decir algunas cosas sobre lo que son las niñas:
Las niñas son creadoras: inventan juegos, inventan cuentos, inventan soluciones, se crean alegrías, se crean amistades de colores, se crean alas para volar
Las niñas son fuertes: sus cuerpas poseen una fuerza que nadie se imagina, son capaces de retarse a sí mismas y superar lo que pensaban que podían hacer
Las niñas son audaces: buscan aventuras, enfrentan sus miedos, son capaces de mirar a los ojos a las personas grandes y decirles qué les gusta y qué no
Las niñas ven las cualidades en otras niñas: son capaces de hacer amigas, de verlas como iguales, darles la mano, olvidarse de los obstáculos que el mundo les pone para aliarse unas con otras
Las niñas son valientes: enfrentan sus propios monstruos y los que el mundo les arroja, son capaces de exterminarlos, de transformarlos, de encararlos
Las niñas son sensibles: sienten con todo su corazón, aprenden de esos sentimientos, crecen con ellos
Las niñas son poderosas: su poder es grandioso, es especial, es suyo nada más
Las niñas son inteligentes: pueden aprender cualquier cosa que les guste, pueden entenderlo, pueden dominarlo y retarse a sí mismas para llegar aún más lejos
Las niñas son tantas cosas que para poder numerarlas necesitaría días y semanas y meses y años, porque las niñas son maravillosas, son impresionantes, son ingeniosas, son presente y futuro. Las niñas importan.
Escribo esto porque mi niña interior aún llora mucho, porque son cosas que me hubiera gustado escuchar más en la escuela, o leerlo en los libros. Incluso cuando mi madre siempre me lo dijo, hubo tantas cosas que hicieron que lo olvidara, y no quiero que ninguna niña lo olvide. Por eso lo escribo, para las niñas que son, las que fuimos y las que serán.
¡Qué hermoso y necesario texto, Monserrat! Todas las niñas deberían leelo.
Gracias por tan lindo texto, se los voy a leer a mis alumnas el día de hoy 💜