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La autodefensa: un aprendizaje desde el compromiso y la colectividad

Alba Calderón

Ciudad de México, 09 feb 19.- Una amenaza constante se apoderó de las redes sociales, de las calles, y sobre todo del transporte público que a diario utilizan 4 millones de mujeres en la Ciudad de México. Más de 194 intentos de secuestro contra mujeres, reportados en el portal Serendipia la última semana, dejan constancia del grave riesgo que enfrentamos en el espacio público.

Para sobrevivir al miedo, de la posibilidad de ser víctima de un secuestro que se derive en feminicidio, muchas mujeres buscan distintos métodos de autodefensa. Cada vez son más requeridos y populares. Ofertas y recomendaciones para adquirir gas pimienta, pistolas para dar descargas eléctricas y otras armas, han inundado las redes, junto con las distintas advertencias sobre las sanciones penales que podrían ser aplicadas contra la que porte un arma para intentar defenderse. 

Y como no es la primera vez que las mujeres tienen motivos para sentir miedo en este país, hay muchas que ya han encontrado herramientas, y han desarrollado sus propios métodos de autodefensa, incluso después de enfrentar impactos dolorosos como el secuestro de una hermana, o de sobrevivir al acoso sexual.  

Diva Lorena Ortíz Espinoza: busquemos el autorreconocimiento y no la inmediatez

Fuente: Cuadrilla Violeta

Diva Lorena tiene 30 años. Es antropóloga por formación y boxeadora de profesión. Empezó a boxear hace cinco años, como un método antiestrés para sobrellevar la entrega de su tesis. Y hace tres años fundó Cuadrilla Violeta, luego de que secuestraran a una de sus dos hermanas. Decidió compartir y desarrollar conocimientos de autodefensa, de manera colectiva, entre mujeres. 

La hermana de Diva fue rescatada, y ellas utilizaron su experiencia como base para los aprendizajes que se compartirían en los talleres de autodefensa. “Nos dimos cuenta que para sobrevivir, ella fue generando estrategias con cuestiones psicológicas, más que la fuerza”, explica Diva, y dice que su hermana logró convencer a los secuestradores de no amarrarle las manos, o no vendarle los ojos.

“Mi papá creía que yo iba a ser más hábil en defenderme, pero tal vez hubiera querido usar más la fuerza, y no me hubiera ido tan bien”, recuerda.  

Así que con el paso de los años, Diva ha incorporado a sus talleres a otras compañeras que guíen psicológicamente y emocionalmente a las participantes. 

“Nos vemos como territorios en resistencia, y desde ahí trabajamos… Estar en un espacio donde pueden ser, donde se pueden narrar, las lleva de alguna forma a trabajar los distintos tipos de violencias por las que han pasado cada una. Saldar alguna violencia que ellas creían que no pudieron resolver en otro momento, en los talleres los resuelven”.

La Cuadrilla Violeta se fundó con la intención de hacer una agrupación colectiva y autogestiva, y llevar estos conocimientos a mujeres y niñas de las zonas más vulnerables. Pero, la falta de recursos no les permite que todos los talleres sean gratuitos. 

“Ya hemos trabajado para instituciones que desconocen qué es la autodefensa. Que nos piden que sean talleres mixtos. Nos piden que quitemos este punto que de pronto aterra a muchos y es feminista. Y es la esencia del proyecto”, dice. 

Fuente: Cuadrilla Violeta

Los talleres que imparten tiene una duración de tres meses, dos horas, dos veces por semana.  Para Diva, uno de los riesgos más grandes ante las crecientes amenazas de secuestros que enfrentan las mujeres en México es que la autodefensa sea reducida a un negocio, y que se venda la falsa idea de que es un aprendizaje trivial. 

“Son muchos los mensajes que llegan a Cuadrilla Violeta solicitando talleres de un día, de ocho horas. Que no va por ahí. Es preocupante ver que la autodefensa, por convertirla en un negocio no va a resolver el problema”, dice. 

“Tiene que ver con un compromiso personal. Si se está cuestionando un sistema, que entendemos que desde hace años no funciona ¿Por qué no voltearnos a ver nosotras, de manera colectiva y apostarle así a nuestra seguridad? Justo desde la importancia que tenemos de nuestro tiempo, de nuestro autocuidado. Y buscar estrategias para sobrevivir en esta ciudad, en este país, que cada vez se está enseñando más con nosotras”. 

Abril Morales: La bicicleta es un vehículo para la liberación de las mujeres

Fuente: Abril Morales 

Abril hizo de la bicicleta su medio de transporte hace cuatro años, cuando notó cómo el acoso sexual seguía en incremento en el transporte público. Vivía en Oaxaca, y su oficina quedaba a trece kilómetros de su casa. Con la práctica, recuperó los reflejos y el equilibrio que tuvo en su infancia. La bicicleta la hizo sentir más segura en su ciudad.

“Me empecé a sentir con más confianza en mi misma. Siento que empecé a conocer más mi cuerpo. Empecé a desarrollar habilidades que no tenía. Como que me estaba ayudando a crecer cosas que yo no había visto, desde la autonomía, la independencia, el no tener que esperar que alguien me acompañe a un lado. O depender de un conductor del transporte”, dice. 

Pronto, Abril promovió el uso de la bicicleta entre otras personas de su trabajo. Formaron el proyecto Chicas Bicibles, en el que diversas organizaciones donaban bicicletas para niñas y adolescentes que tuvieran que transportarse a su escuela. 

Abril inició un colectivo, Femicletas, con la intención de compartir a más mujeres aprendizajes sobre cómo manejar una bicicleta en la ciudad. 

“Empezamos a organizar rodadas para que ellas practicaran. La verdad es que tuvo mucha fuerza, porque se pasó el mensaje boca a boca de que estábamos haciendo rodadas… Y llegaban a ser 40 mujeres transportándonos en bici en el centro de Oaxaca. Yo veía que había una necesidad, no nada más de movernos en bicicletas, sino de generar una red entre mujeres”, recuerda Abril. 

Pero desde 2017, Abril decidió ir más allá para compartir conocimientos con mujeres de distintas partes, e inició un viaje hacía el final de América, en Argentina, que espera terminar en África. 

“Decidí viajar en bici porque eso me iba a permitir conocer lugares, de una manera distinta, de una manera más cercana, no tan invasiva como llegar en un coche. Esto me permite seguir compartiendo  lo que me gusta hacer, generar redes entre mujeres. La importancia de sentirnos libres, porque pienso que la bicicleta es una herramienta fundamental para empezar a sentir esta libertad y ejercerla. Y pensé que eso me permitiría compartir todo lo que nos gusta”, explica.

Fuente: Abril Morales

Por el momento, Abril organiza talleres de autodefensa en bicicleta para las distintas comunidades en Chiapas. En muchas comunidades a las mujeres no les permiten recibir este tipo de talleres. Incluso, Abril asegura que en muchas de estas localidades, las mujeres ya se han acostumbrado a no salir de noche. 

“No es fácil, porque yo voy de paso, pero creo que lo que yo hago es empezar a tocar temas. Abrir consciencias y decir ‘no es normal que nosotras nos tengamos que encerrar’. Y además el mayor número de feminicidios ocurren en casa, o sea, que tampoco es seguro estar en casa muchas veces»

El tema lo abordo desde qué es lo que queremos hacer, qué es lo que soñamos, y qué es lo que nos dijeron que no podemos hacer por ser mujeres. Lo abordo desde la importancia de generar una red entre nosotras, de cuidarnos, de querernos y protegernos”, dice. 

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La Crítica