Soy una mujer lesbiana rondando los 30 años. Realmente han sido pocas las veces en las que me he imaginado maternando; la primera fue a los 17, cuando tuve mi primer novia, mientras cuidábamos a su sobrinita en el parque me pregunté qué sería tener una hija; la segunda fue por ahí de los 20, con una amora infinita que llevo en la piel tatuada, pensamos incluso qué nombre podríamos ponerle a esa hija imaginada; la tercera fue pasados los 25, con la amora con la que viví varios años y nos pensábamos en comunidad, comaternando entre las amigas-amoras lesbianas, decíamos que sería una niña o niñas muy amorosas, sensibles, artísticas e inteligentes…
Estas son algunas letras sueltas sobre esta, mi no-maternidad.
Nos han ocupado la maternidad
la han institucionalizado
la han puesto al servicio paternal
clerical
familiar
estatal
¿Cómo han ocupado la maternidad?
Despojándonos de nuestras cuerpas
de toda posibilidad
en tantas direcciones
y con tal atrocidad
Nos han dicho que estamos mal
y nos quieren convencer de mutilarnos
de ser extirpadas
de identificarnos con el opresor
y odiar nuestra cuerpa
Nos han violado
nos han obligado a parir
y a veces a no parir
Se han llevado a nuestras hijas
y las han vendido
intercambiado
o tirado por ahí
Les han roto la inocencia
y a ellas también las han violado
ultrajado
y asesinado
Han abusado de la miseria
en la que por ellos vivimos
y se disfrazan de bondad
ofreciéndonos dinero para parir y dar
A tantas
las han desaparecido
y aparecen en otra ciudad
su cuerpa yace con signos de crueldad
o no aparecen
y ni siquiera las hemos podido enterrar
o saber si en esa vida de trata, aunque sea tienen pan
¿Cómo vivir una búsqueda eterna de pistas y fosas?
¿Cómo rastrear?
¿Cómo tener fuerzas para levantarse a caminar?
¿Cómo trazar el mapa que nos haga llegar a la verdad?
Él se la llevó
Él la violó
Él la vendió
Él la prostituyó
Él la asesinó
Él la descuartizó
Él la tiró
Él me ignora
Él me dice que ya volverá
Él “pierde” las pistas
Él protege a los suyOs
Él da carpetazo al caso
Él me pide tranquilidad
Él se llena de discursos
Él pide que calle, que deje de buscar, que no proteste ni reclame, que me quemen con una pipa de gas
Él me dice loca exagerada, que las formas deben ser otras, que no alteren su comodidad
Él se para frente a todos los medios a decir que yo soy la violenta sin humanidad
Hay una importancia VITAL de nombrar a los sujetos políticos con claridad
Y ahora siento que
de tan ocupada que está la maternidad
también nos han hecho sentir miedo;
¿para qué voy a tener una hija en este mundo?
La red me inunda
con la nota roja
no puedo mirar a otro lado
como si no fuera verdad
y hacer como que no me duele
o mirar y sentir que es ficción
porque sus vidas
me conciernen
sus muertes me duelen
Ella desapareció yendo al trabajo
De ella no se sabe nada y ante el desprecio y abandono del Estado, sólo su madre la busca
Ella pidió ayuda y recibió indiferencia, terminó siendo reconocida sólo por su ropa
Ella no sabrá lo que es jugar, no conocerá las palabras para nombrar la realidad
es una bebé violada, desechada
Ni siquiera en la vejez la dejaron en paz, ella a sus 80 fue despojada de su dignidad
Para ella nunca habrá justicia porque la fianza de uno de sus violadores es de 70 pesos
Su vida, su tranquilidad, su integridad, sus sueños, valen 70 pesos
Un millón y medio de pesos de daños materiales en una manifestación que apenas si expresa nuestro dolor, rabia y fuerza, y por eso la gente llora más
Si nuestra vida está valuada en 70 pesos, vamos a multiplicar 70 por todas las que hemos sido acosadas, violadas, secuestradas, prostituidas, desmembradas y asesinadas, y apuesto a que supera por m-u-c-h-o sus daños materiales
El mensaje final es que nuestra vida no importa
Y te sigo preguntando ¿por qué sigues con ellos?
Y entonces las preguntas necesarias
el miedo me devora
¿Para qué una hija?
¿Para qué aquí?
¿Para qué ahora?
¿Es un acto de inconsciencia pensar en ella, en su mirada, en sus primeras palabras, en llevarla de la mano a conocer las plantas y animales, a abrazar los árboles y reírnos con las mariposas que pasan?
¿Cómo la voy a proteger de ellos?
¿Cómo le voy a alimentar los sueños?
¿Cómo seré franca si sigo sin poder nombrar sin dolor la realidad?
Escribo esto y me tiembla el corazón
Hija, tengo miedo
Hija, no quiero callar
Hija, ¿dónde estás?
Hija, ¿llegarás?
Y de algún modo, este tejer la red de la vida que somos, que sólo las mujeres podemos sentir, ser, conocer, descifrar, me habla, me convoca…
Hija, hay una red ancestral de mujeres que siguen velando nuestros sueños y protegiendo nuestras vidas
Hija, mi cuerpa es un documento vivo que me da los mensajes ancestrales de resistencia, amor, ternura
Hija, a pesar de todo, nuestra femialogía es poderosa y resistente
Hija, así como los árboles milenarios se comunican con sus raíces por debajo de la tierra, así nosotras, todas
Hija, estoy viva en un lugar en el que no se suponía que ninguna fuera a sobrevivir y agradezco a mi madre, tías, abuelas y ancestras porque soy la prueba fidedigna del legado que somos
Hija, estoy atravesando los miedos, rompiendo los silencios, recuperando los saberes infinitos de nuestras ancestras, compartiendo con todas las hermanas que puedo y alimentando con fuerza creativa y creadora el legado también para tí, para las que nacen y nacerán
Hija, aquí estamos, mirándonos a los ojos, espejéandonos, gritando, haciendo temblar al sistema
Hija, he recuperado la alegría de vivir y estoy aquí
varias veces evadí esta lectura, porque de por si el titulo ya me ponía la piel de gallina, porque yo pensaba en el miedo que tengo por mi hija, y ya tomando valor entre las lineas me salían lagrimas porque temo por el futuro de mi hija, si es acosada, violada…. separada de mi para ser prostituida. Son temores que me rondan, ella mi hija, tan cándida, inocente solo en sus tempranos 5 años me pregunta ¿ qué es ser violada y lamentablemente no se explicar y un nudo me atraviesa el pecho? y a su insistencia solo respondo que más adelante le explicare con calma… y no se aún cuando responder.
Leí esto y me encontré con mi miedo puesto en palabras, y sé que este miedo no solo es mío, lo compartimos tantas mujeres; me conmovió mucho. Sé que mi mamá siempre ha vivido con este miedo pero me pregunto si antes de que yo naciera sentía estas mismas dudas ¿Para qué una hija? ¿Para qué aquí? ¿Para qué ahora? y si sí, ¿cómo respondió a la duda y al miedo? Tantas conversaciones con otras amigas sobre las ilusiones de tener una beba que terminan en desaliento y desesperanza por un contexto de tanta violencia. El agotamiento solo de pensarlo. Yo leo esto y también agradezco mucho a mi madre, mis tías, mis abuelas, a todas las mujeres que de una y otra manera me criaron, que son mi apoyo para transitar en la vida; yo me esfuerzo en serlo para ellas y para todas con quienes pueda cruzar mi camino.