Durante las últimas décadas, Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), organización situada en México y que tiene a Marta Lamas como presidenta de su consejo directivo, se ha dedicado a alentar, promocionar y defender el alquiler de úteros en este país.
GIRE fue fundada en 1992 con el fin de «promover y defender los derechos reproductivos de las mujeres en el marco de los derechos humanos», en esa línea ha sido una de las organizaciones primordiales en las negociaciones gubernamentales en torno al derecho a decidir, lo que le ha servido de coartada para impulsar políticas de venta y destazamiento de mujeres como el alquiler de úteros a lo que llaman «gestación subrogada»; y la prostitución, a la que llaman «trabajo sexual».
Dicha organización recientemente vivió cambios en su estructura, Regina Tamés, quien había sido directora desde hace nueve años se despidió del puesto, y entró en su lugar, Rebeca Ramos, abogada de la misma organización.
Este cambio en la dirección significa un «aire fresco de renovación» que en los lenguajes institucionales solo puede conllevar una nueva embestida contra la vida de las mujeres. Dado este panorama, se analiza brevemente una charla que Rebeca Ramos, la actual directora de GIRE, brindó en 2018, con el fin de desglosar algunos de sus argumentos principales, así como evidenciar su postura en torno al alquiler de mujeres.
«Podemos definir la gestación subrogada como aquel acuerdo –en realidad es un contrato– donde una mujer acepta gestar el hijo de otra persona».
Una mujer empobrecida no “acepta” gestar el hijo de otra persona, es obligada a hacerlo en un mundo donde las mujeres somos cuerpos de consumo y explotación para los hombres. La primera base para comprender al patriarcado es saber que fuimos reducidas a cuerpos propiedad de los hombres, de otra forma no se explica la violencia ni los feminicidios, dicho esto, una mujer no puede «aceptar» la violencia ejercida contra su cuerpo, quiero decir: gestar y parir por motivos económicos –o por los que sea– es violencia.
2. «Existen diferentes debates desde el ámbito de los derechos humanos y feminismos que se podrían agrupar en tres grandes temas: 1. Se debe prohibir o permitir este tipo de prácticas, 2. Debe haber una remuneración económica para las mujeres gestantes que aceptan llevar a cabo este tipo de contratos, 3. Quiénes pueden acceder a la gestación subrogada.
Sobre este último punto, algunas legislaciones, dado los diferentes abusos que se pueden presentar en la práctica, han establecido diferentes requisitos, lo cual de entrada me parece muy plausible, sin embargo, en algunos casos estos requisitos esconden prejuicios, les voy a poner un ejemplo, hay lugares en donde se dice que el acceso a las técnicas de gestación subrogada solo pueden acceder a esta práctica parejas casadas o en concubinato, formadas por un hombre y una mujer, en ese sentido, y tomando en cuenta la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia y la actual legislación vigente, en México tendría un vicio de inconstitucionalidad, y más allá de eso, yo me pregunto, ¿limitar el acceso a las parejas que no son heterosexuales en realidad garantiza que no haya abusos en este tipo de prácticas?»
Rebeca Ramos, actual directora de GIRE, asegura que comprar cuerpos de mujeres es un derecho de «acceso a técnicas de reproducción», pero la mal llamada «gestación subrogada» requiere usar el cuerpo de una mujer durante varios meses o incluso años, no es una técnica aislada, es esclavitud en todas las dimensiones ya que se interviene de manera total en la vida de una mujer, desde sus órganos vitales. ¿Quién o no tiene derecho a comprar mujeres? ¿Es ese el debate que realmente importa? ¿A quién y por qué le importa?
3. «Sobre el segundo punto, en la remuneración para las mujeres gestantes, existen diferentes posturas, por una parte quienes dicen, vamos a aceptar este tema de la gestación subrogada, pero este acuerdo tiene que ser altruista, hay quienes dicen… la razón que dan es que los pagos son tan bajos que prácticamente se trata de una explotación en contra de ellas. Por el otro lado, pero en esta postura también de altruismo, hay quienes dicen que las sumas puede ser tan altas, en relación con otras actividades que pueden hacer estas mujeres, que racionalmente es imposible negarse a llevar a cabo ese tipo de contratos. Y en el otro lado, existen legislaciones y posturas, que dicen, bueno, partimos de la capacidad de la agencia de las mujeres para elegir llevar a cabo o no este tipo de contratos y se toma la gestación como un “servicio reproductivo” y en este caso sí es plausible que haya un pago de por medio, es el caso de California EEUU, donde personas nacionales y extrajeras, incluso mexicanos, van a EEUU y llevan a cabo este tipo de contratos»
Primero, es imposible no notar el distancimiento que hace Ramos al hablar de manera despectiva de «estas mujeres», esa es la frase, marca una brecha innegable entre ellas –las colaboracionistas del patriarcado– y las mujeres empobrecidas –la carne de cañón–. Ahora, ¿la esclavitud es válida dependiendo de la cantidad de dinero que se reciba? ¿deja de ser esclavitud si se recibe cierta cantidad de dinero? ¿la vida de las mujeres tiene un precio? Por supuesto que no. Lo que no toman en cuenta estas afirmaciones es que el cuerpo de las mujeres no lo poseen las propias mujeres, se trata de una negociación entre propietarios, en otras palabras, los hombres representados y protegidos a través de legislaciones. Si una mujer fuera propietaria de su propio cuerpo, no se vería forzada a ser rentada para las clases acaudaladas de hombres.
4. «Hay quienes dicen que de plano esta técnica debe estar prohibida porque es inherentemente deplorable y coercitiva en contra de las mujeres, que van desde prohibirla a nivel de códigos civiles o incluso penalizarlo. Hay otra postura de quienes pensamos que esta técnica, estos acuerdos, tienen que ser permitidos. Sin embargo, hay desde los feminismos, hay toda una pregunta en términos de si estas mujeres que están accediendo a gestar el hijo de otra persona, están en condiciones de desigualdad económica y social que no les permiten en realidad tomar decisiones libres, me parece que este tema hay que tomarlo en serio. En ese sentido, yo me he puesto a pensar, y en la organización en la que trabajo, si no existen otras actividades en donde que son realizadas principalmente por mujeres, en donde hay desigualdades económicas y sociales, entre quienes prestan los servicios y quienes se van a beneficiar de estos. Pienso, por ejemplo, en las trabajadoras de la maquila, o en las trabajadoras domésticas«
En el sistema capitalista se explotan nuestras cuerpas y eso no significa proponer como solución generar contratos que adornen nuestra esclavitud. Tanto el trabajo de la maquila como el trabajo del hogar tienen que dejar de existir, de ninguna manera es una lucha feminista ponerle un precio a nuestra sentencia de muerte. Se equivocan las generistas cuando consideran que quienes criticamos el alquiler de mujeres estamos a favor de otros tipos de explotación, nosotras somos abolicionistas de la heterosexualidad, es decir, de cualquier relación con hombres. Ahora bien, aunque todo trabajo es explotación en el capitalismo, la explotación reproductiva tiene sus propias características: Sucede en el cuerpo de las mujeres de manera íntegra, lo que implica que los órganos internos del cuerpo de una mujer sostienen un producto forzado que mermará como cualquier embarazo su salud, incluso poniendo en riesgo su vida, finalmente ese producto se convertirá en un bebé a designio de sus compradores, quienes habrán desechado el cuerpo gastado de una mujer a un bajo costo.
5. «¿La respuesta del derecho tendría que ser prohibir estas actividades como tal? Pienso que no. En todo caso y lo que se ha visto en la práctica en estos temas, es que estas mujeres, quienes llevan a cabo las actividades, se organizan y tendrían que darles respuestas, para que haya una mayor protección de estas actividades, y no se sufran abusos, explotación o inclusive violencia en contra de ellas, pero no prohibir como tal la actividad»
Las mujeres recuperadas –para sí mismas– tanto de la prostitución como del alquiler de úteros se oponen absolutamente a la práctica, uno de tantos ejemplos se encuentra aquí; sin embargo, las generistas solo dan difusión a aquellas que aún permanecen en las redes de trata, y por tanto, aún defienden a opresores por la violencia extrema en la que se encuentran sometidas. ¿Cuántas veces nuestra amiga que permanece en una relación violenta con un hombre lo defendió a toda costa? Es la misma relación de opresión que hay sobre las mujeres en las redes de trata.
6. «En ese sentido, desde GIRE, que es la organización en donde yo trabajo, nos hemos dado a la tarea de platicar con las mujeres que han gestado para otra persona, y nos hemos encontrado con miles de razones que las motivan, desde aquellas mujeres que vieron en esto una buena forma de obtener dinero para pagar tratamientos de salud o para montar un negocio, que les permita tener un mejor futuro a ellas y sus familias…»
En esta idea ya es muy evidente el empobrecimiento que orilla a una mujer a someterse a esta violencia, ¿no tener seguridad social ni sustento son condiciones para hablar de «agencia»? Para el neoliberalismo sí, eso es la afamada «agencia»: Ser violentadas de manera atroz con bandera de «decisión».
7. «En GIRE también hemos documentado casos, decenas de ellos, en donde hemos visto, por una parte que la falta de regulación, realmente basada en derechos humanos, en primer lugar fomenta una incertidumbre jurídica. Las partes no saben cuáles son sus derechos y cuáles son sus obligaciones, el mayor tema que hemos visto es la negación de las actas de nacimiento de niños que ya han nacido por estas técnicas, y lo que vemos es que una vez que un niño nace y no tiene acta de nacimiento pues es como si no existiera jurídicamente. Hemos tenido casos en donde los padres son extranjeros y como no tienen el acta de nacimiento no es posible obtener el pasaporte y es imposible regresar a sus países de origen. En ese sentido sé que la gestación subrogada es un tema muy complejo, sin embargo, es un tema de actualidad. El Estado, a través del derecho, tiene que hacerse responsable de esta temática en términos de proteger de mejor manera los intereses de las partes involucradas. Yo pienso, desde mi punto de vista, la opción para llegar a ese fin es precisamente la regulación y no la prohibición»
Para nadie es un secreto que GIRE se dedica a defender «contratantes» de mujeres, o sea, violadores y opresores, por eso su preocupación no es la vida de las mujeres, razón por la que centra como prioridad los intereses de la familia que pagó por una mujer empobrecida y la premura de volver a su país de origen.
8. «Termino esta charla citando al escritor vienés Stefan Sweig, en una cita que hace en su libre El mundo de ayer: “vivir y dejar vivir”, esa es una máxima vienesa»
Vive y deja vivir ¿quiénes? ¿las mujeres podemos vivir en este sistema? ¿qué acaso no sabe esta abogada que vivimos entre feminicidios? ¿Vive y deja vivir significa que volteemos para otro lado cuando se está explotando y asesinando a otra de nosotras? No, Rebeca Ramos, para poder vivir, tenemos que defender nuestra vida y ustedes la están vendiendo, nos están vendiendo.