Feminismo

[El feminismo me cambió la vida] Ímpetu

Por Julieta Fuentes Oropeza

 

Antes del feminismo, yo era como una muñeca de trapo con una cuerda en la espalda

Inerte, repetidora, receptora.

 

Alrededor de mí, hay seis paredes de concreto

Parece que no tienen fin, ni salida

En este punto, no tenía conciencia de ellas. Parecían no importarme.

 

La muñeca receptora, la que solía ser, no entendía, pero bien que repetía.

 

Mi familia, mi escuela, mis amigues, se encargaron de vestirme, de peinarme, de pintarme y grabaron frases en mi repertorio:

“No, porque eso no es de niñas”

“Seguro es bien puta”

“¡déjala! Está en sus días”

“¡Relaja la raja, pendeja!”

“Ma, ya te ayude a trapear”

“¡Me quedó delicioso! ¿Ya me puedo casar?”

Les dije, muñeca repetidora.

 

En la universidad, en Estudios de Género, el feminismo llegó a mí

Lavó mi cara, soltó mi cabello y, por primera vez, alguien me dio a escoger mi ropa

Comencé a sentir mi piel, a mirar a mi alrededor y a darme cuenta de lo que significaba cada frase de mi cuerda…

 

Me llené de ira.

 

Soy mis ancestras

Soy su lucha

Soy su piel tomada por la fuerza

Soy su libertad arrebatada

Soy sus etiquetas

Soy sus orgasmos falsos que mantuvieron la frágil masculinidad del machito

Soy sus peores días, sus largas noches

Soy su silencio

Soy, ante todos los demás, o madre o funda… y nada más.

 

Mi ira, se volvió intolerancia.

 

Miré a mí alrededor

¿Qué son esos muros?

¿Por qué me encierran?

Me acerqué a esa frívola pared

Y lo entendí todo.

 

El feminismo encendió en mí una llama

Esa llama, se convirtió en explosión

Y esa explosión, en mi Big Bang.

 

Una universa entera creció dentro de mí

Soy infinita, lo siento en lo más profundo

Me amo, tal como soy

¡Me siento invencible!

 

Aun así, estoy encerrada en este cubo de concreto

¿Por qué estoy aquí sí ya no soy esa muñeca repetidora?

Ahora soy una universa

Soy mi vagina sangrante que palpita vida

Soy la miel cristalina que emana de mi éxtasis

Soy la fuerza de mis convicciones

Soy amor, soy odio

¡Soy lo que yo decido!

¡NO LO QUE TU DICTES, IMBÉCIL SEÑORITO!

 

Mi intolerancia se volvió lucha.

 

Saqué de mis adentros al sol más resplandeciente y lo empuñé contra esa frívola pared

Rompí uno de sus ladrillos, el que tenía tallada la frase “estudia mientras te cases”

Entonces, comencé a golpear con más fuerza, vi caer algunos escombros.

 

Y no soy la única que está golpeando.

 

Ella golpea con su pincel

Ella con su voz

Otra con su pluma

Unas más, con dientes y uñas

Nuestras cuerpas no se cansan nunca.

 

¿Es mucho pedirte nuestra libertad?

¿Acaso estas ciego o no quieres ver?

Padre, hermano, ¿Por qué miran y no ayudan?

 

Hacemos caer más escombros, y vemos, que la pared que construyó el patriarcado

Este maldito cubo que nos tiene cautivas, no es tan imponente como nuestra ímpetu.

 

Cada vez, somos menos las muñecas

Cada vez, somos más las que vemos al mundo como podría ser…

Sin muros. Sin odio. Sin miedo.

Así pues, me uní a nuestra lucha.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

La Crítica