¿Cuándo te sentiste mujer?
¿Un día descubriste que te sentías mujer o cómo fue?
¿Cuándo “decidiste” ser mujer?
¿Qué es vivir en un cuerpo sexuado y socializado mujer?
¿No es acaso el saber que a tu hermano le daban mejor trato sin que tú supieras qué hiciste mal?
¿No es acaso que te digan que «calladita te ves más bonita»?
¿No es acaso que tu tío te siente en sus piernas y te toque?
¿No es acaso que te hagan calentar las tortillas para padre y hermanos?
¿No es acaso que te den menos comida o las porciones más pequeñas porque “él está creciendo” o “él necesita más energía”?
¿No es acaso que te preguntan qué niño te gusta o si ya tienes novio?
¿No es acaso que apenas te crecen los senos y menstrúas te vuelves un objetivo de acoso en la calle?
¿No es acaso que te digan que debes esconder tu menstruación?
¿No es acaso que el profesor te vea de esa manera que te incomoda y te diga que hay ciertas formas para tener mejor calificación?
¿No es acaso que creciste escuchando historias de horror sobre violación?
¿No es acaso que si tienes una gran amiga y que sientes un inmenso amor por ella, te digan que te alejes o se burlen porque «se me hace que son raritas»?
¿No es acaso tener la impresión de que debes disculparte todo el tiempo o que le debes algo a alguien por estar viva?
¿No es acaso no poder decir que no porque te educaron para ser buena y amable para no ofender a nadie?
¿No es acaso que tu compañerito de clase te chantajeara para que lo besaras y te dejaras tocar?
¿No es acaso que te dijeran “puta” “prostituta” aún sin que tú supieras bien a bien qué eran esas palabras?
¿No es acaso que tu papá le diera una patadita “inocente” a tu mamá “de juego” como dijo?
¿No es acaso que le gritara si llegaba borracho? ¿Que le pegara y tú te sintieras inmovilizada, con pánico y dolor?
¿No es acaso que se te arrugara el pellejo cuando tu abuela te contó que tuvo que trabajar en una casa desde niña, donde le pegaban y la abusaban, que tu abuelo la robó para “darle una mejor vida”?
¿No es acaso que tu otra abuela se suicidara al séptimo hijo y que de eso no se hable nunca en casa?
¿No es acaso que tu mamá enfermara de cáncer y la vieras toser y llorar de dolor?
¿No es acaso que tu primera relación sexual fuera dolorosa y aún así dijeras que estuvo bien porque todas ya lo habían hecho y ninguna dijo que fue horrible?
¿No es acaso que te hayan manoseado quién sabe cuántas veces en la calle, en el metro, en el camión?
¿No es acaso que te sintieras forzada a tener relaciones con tu novio?
¿No es acaso que un día en una fiesta, una reunión, una salida al bar, un hombre decidiera que le gustas y te violara y tú no pudieras hacer nada?
¿No es acaso recordarlo y que te hierva la sangre?
¿No es acaso haber quedado embarazada de esa violación y querer abortar y no poder hacerlo porque es ilegal? ¿O no abortar por miedo a morir haciéndolo en las condiciones en las que las mujeres pobres tenemos que abortar?
¿No es acaso que te hayan despojado de todo, que te dijeran que eras menos fuerte, indefensa, que necesitas la protección de un hombre y debes ganarte su cariño siendo buena y bonita?
¿No es acaso que odies tu cuerpo por no ser como a ellos les gusta?
¿No es acaso que odies a otras porque te enseñaron que eres reemplazable y que ellas “sí son lo que tú no”?
¿No es acaso que no durmieras por estudiar, mal comieras, te sacrificaras y aún así tu compañero de clase recibía mejores notas porque los equipos lo metían sin problema aunque él sólo hubiera impreso el trabajo?
¿No es acaso que el profesor se sepa el nombre de los compañeros hombres, pero en cuanto a ti… “como dijo la compañera”?
¿No es acaso que no consigas trabajo, si no tienes “excelente presentación»?
¿No es acaso que te pidan no tener hijos o no embarazarte durante tu contrato?
¿No es acaso tener un trabajo y que ahí tengas no sólo que cumplir con tus actividades, sino que además servir el cafecito, preparar la sala de juntas u organizarle la fiesta al compañero que cumple años?
¿No es acaso que te paguen menos por hacer más?
¿No es acaso que tengas que cumplir esa jornada y además llegar a casa y tener todo limpio, en orden, con comida y amor incondicional?
¿No es acaso ser ese ser multi-tarea que nunca se queja porque si lo hace “qué pesada, qué loca, qué intensa, qué feminazi, ni aguantas nada”?
¿No es acaso que te digan en todos lados que para cuándo el galán, la boda, los hijos y que se te está yendo el tren?
¿No es acaso que no te alcance el dinero y que una pareja heterosexual rica o gay rica te diga que te da dinero por tener un hijo a su medida?
¿No es acaso ver el cansancio vital de tus tías cuyos ex-maridos se fueron con otra familia y a ellas apenas les alcanza?
¿No es acaso que te prohíban hablar de tu vulva, de tu útero, de tu menstruación?
¿No es acaso llorar al saber cómo quemaron mujeres por rebelarse, cómo las degollaron por oponerse, cómo las desaparecieron por resistir?
¿No es acaso recordar con tristeza que lo que te enseñaron en la escuela lo escribieron hombres y que te negaron totalmente conocer lo que construyeron mujeres?
¿No es acaso que tu tiempo se mida porque «si ya va a ser de noche me debo guardar porque me pueden violar o matar»?
¿No es acaso vivir con miedo porque sabes que puede ser de noche, de día, en la calle, en el transporte, en la propia casa?
¿No es acaso sumarle las notas de violaciones, venta de niñas, explotación sexual, feminicidio y llenarte de rabia?
¿No es acaso haber pensado en algún momento que tal vez era mejor morirse porque no aguantabas todo eso?
¿No es acaso recordar todo eso y aún así tener que sonreír y llorar quedito, en la noche, sin que nadie te vea?
¿Cuándo sentiste que eras mujer?
¿Cuándo “decidiste” ser mujer?
Ser mujer no es una decisión ni un sentimiento.
Las opresiones no se eligen.
-María Certuche.