Por Angélica Jocelyn Soto Espinosa
Las mujeres han hecho contribuciones importantes a lo largo de la historia de la humanidad, mismas que luego son invisibilizadas, negadas, menospreciadas o robadas por otros hombres. La pandemia por COVID-19, sin embargo, fue una oportunidad para poner en el ojo público el papel protagónico de las mujeres en las respuestas y soluciones en distintos ámbitos para que la mayoría de la población sobreviva ante la emergencia sanitaria que vivimos.
Se trata de científicas, políticas, indígenas, profesionales de la salud, entre otras, que de manera individual y colectiva han conseguido avances, estrategias y alternativas para evitar que las muertes por COVID-19 sigan en aumento. A continuación te presentamos una pequeña lista que reúne algunos de los nombres y contribuciones que han hecho las mujeres para salvar la vida durante esta pandemia:
La bioquímica Katalin Karikó es conocida como la “madre de la vacuna contra el COVID-19”. De acuerdo con una entrevista publicada por El País, esta bióloga trabajó por 40 años en la que hoy sería base sobre la que las farmacéuticas Moderna y BioNtech desarrollan la vacuna contra la pandemia: hacer tratamientos y vacunas basadas en la molécula del ARN.
Otro caso fue el de la científica mexicana Mónica Olvera de la Cruz, investigadora de la Universidad de Northwestern, quien descubrió información importante sobre la composición del nuevo coronavirus, lo cual podría derivar en un tratamiento contra la enfermedad. En Argentina, la Doctora Carolina Carrillo, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de Argentina, junto con su equipo de investigación desarrolló un test de rápida aplicación para la detección del Covid-19.
En marzo de 2020, Nueva Zelanda –con Jacinda Ardern como presidenta– se convirtió en el primer país en reportar 0 contagios por COVID-19 en un día. Islandia, dirigida por Katrín Jakobsdóttir, fue reconocida mundialmente por mantener en niveles muy bajos la propagación del virus en su país, gracias a que decidió aplicar pruebas aleatorias a gran escala del coronavirus.
Finlandia, dirigida por la primera ministra Sanna Marin, también ha sido reconocida por su manejo de la crisis sanitaria y lograr una tasa baja de mortalidad; en abril de 2020 este país había registrado sólo 59 muertes por COVID-19.
Las mujeres garífunas de la Organización Fraternal Negra Hondureña (OFRANEH) elaboraron, publicaron y compartieron la guía “Medicina tradicional garífuna. Alternativas para combatir el coronavirus”, que contiene un cúmulo de sabidurías y prácticas del pueblo de Barauda para enfrentar la pandemia.
En Colombia, Yidid Ramos, indígena kankuama de la Sierra Nevada de Santa Marta, se hizo cargo de una estrategia de medicina tradicional intercultural que desarrolló la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) con recomendaciones, consejos y conocimiento de las mayoras (médicas tradicionales) de ese país, de acuerdo con el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe. Esta estrategia, compuesta por un esquema de cuatro fases que incluye plantas nativas y medicamentos convencionales, ha permitido atender a las comunidades indígenas que menos acceso tienen a los servicios de salud públicos.
Como otras parteras en el resto del mundo, el movimiento de parteras en Chiapas Nich Ixim, integrado por más de 600 parteras indígenas y no indígenas de 30 municipios de Chiapas, Nich Ixim (Flor de maíz) reportaron en diciembre pasado que entre 217 parteras atendieron a más de mil 397 partos durante lo que ha durado la pandemia. En todos estos casos no registraron ninguna muerte materna. De acuerdo con las Naciones Unidas, las parteras han sido clave para la atención de mujeres embarazadas con COVID que no pueden acceder a los servicios de salud.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), 70% del total de las personas que trabajaban en el sector sanitario y social en América Latina son mujeres. Dado que sólo 1 de cada 4 puestos directivos en instancias de salud está ocupado por una mujer, la mayoría de las profesionales son médicas y enfermeras que no realizan labores administrativas o de coordinación, sino que están en contacto directo con el entorno y las secreciones de las y los pacientes; es decir, en la primera línea de atención de la pandemia.
En México, casi 500 mil personas se dedican a la enfermería con un grado técnico o especializado, de las cuales 79% son mujeres.
En México existe una Red Nacional de Refugios (RNR). Es dirigida por Wendy Figueroa y está conformada por 69 espacios a lo largo del país que reciben a mujeres víctimas de violencia y a sus hijas e hijas. De marzo a septiembre esta Red tuvo un aumento del 51 por ciento, en comparación con 2019, en el número de personas atendidas; 2 de cada 10 mujeres que solicitaron apoyo ya habían acudido con anterioridad a otra instancia gubernamental sin recibir la ayuda que esperaba. En años anteriores la Red de Refugios realizaba en promedio 12 rescates anuales para ayudar a las mujeres, pero sólo en ocho meses de pandemia (marzo a octubre) triplicaron los rescates con 37 casos.