Mi casa es santuario
Te incomoda que en mi casa no se reciban hombres, que no quiera yo que sepan la dirección, mucho menos que crucen la puerta. Te parece que soy tan misándrica, tan odiadora, tan enemiga de ellos.
Te incomoda que en mi casa no se reciban hombres, que no quiera yo que sepan la dirección, mucho menos que crucen la puerta. Te parece que soy tan misándrica, tan odiadora, tan enemiga de ellos.
No es justamente que la heterosexualidad pueda ser negociada, discutida o transgredida de la misma forma que los reglamentos urbanos…
Mi tatara-tatara-abuela no se sentaba en los cafés de París con las mujeres revolucionarias.
Por Montserrat Pérez Una de las cosas que más me molestaba de niña era tener que saludar a gente extraña cuando las fiestas decembrinas. Incluso si no era gente extraña, me sentía muy incómoda al tener que ir con un montón de personas adultas a […]
Alejandra Bolívar Los hombres no deben entrar en espacios feministas. Punto. El argumento de que el «el compañero está muy deconstruido» o el de que «vamos juntos» a tirar al patriarcado es falso y es peligroso. ¿Cuántos acosos y abusos más vamos a tener que […]
Norma Angélica Cruz López Yo era muy pequeña cuatro o cinco años, en casa vivía un sobrino de mi papá, un día en que no sé por qué me quedé sola con él, porque mi mamá cuidaba que no pasara, él estaba viendo una revista […]