El manifiesto de los “ahoras” posibles: juntanza
La juntanza se parece más a un grupo de amigas, a una tarde para hablar y comer algo rico que preparamos juntas, a un plan que hicimos para crear.
La juntanza se parece más a un grupo de amigas, a una tarde para hablar y comer algo rico que preparamos juntas, a un plan que hicimos para crear.
Con el hastag #MeTooMx, en tan sólo 15 días, medio millón de tuits pusieron en las redes sociales una conversación histórica y necesaria para las mujeres en México: denunciar la violencia que enfrentan, sobre todo la violencia sexual, principalmente esta vez, en sus lugares de trabajo y estudio.
Desde niña tuve una fascinación obsesiva por la bicicleta, relata mi madre que me bajé de un triciclo para montarme de lleno en la bici. Desde mi presente rememoro como fue crecer en un poblado rural, donde las distancias entre vecinos bordeaban los dos kilómetros, y la vida de campo transcurría entre eternas praderas.
Mary Shelley es la película perfecta para verla en una de esas tardes en las que te sientes rendida y casi quebrada.
Hace unos meses un ginecobstetra comenzó a quejarse conmigo sobre cómo “ya no se les podía decir nada a las mujeres embarazadas, que todo ya era considerado violencia obstétrica”. Sobra mencionar que esta opinión es bastante generalizada. Eso me dio a pensar en cómo en el personal de salud tiene la costumbre de tratar de manera paternalista a las mujeres que requieren asistencia médica, pero también a las médicas.
Antes de que yo naciera
ya habían decidido sobre mí
sobre mi cuerpa,
la despojarían de su sentir,
de su ser.