Por Montserrat Pérez
Olor a cempasúchil y copal
Calaveritas de azúcar y pan
Pone una feminista
muy alegre su lindo altar
Recuerda a las que se fueron
Prende una vela
Por las que cayeron
«Amadas hermanas,
les doy la bienvenida.
Brindo con cariño
y celebro su vida»
De pronto se escuchó en la habitación
Un estruendo muy fuerte y una canción
Era la huesuda, buscaba algo en el cajón
«No encuentro mi sombrero, niña,
préstame uno, corre, por favor»
La feminista velozmente le dijo
Que con gusto le prestaría el más prolijo
A cambio de un pequeño capricho
«Quiero pasar este día con mis hermanas»
«Quiero verlas bailar emocionadas»
La huesuda apresurada contestó
«Está bien, pero solamente hoy»
Sus dedos de calaca fuerte tronó
«Ahora sí, mi querida, me voy»
En la sala se escucharon muchas risas
Todas bailaban y cantaban sin prisas
La noche pasó entre comida y pasos de son
Con abrazos y besos que se sienten en el corazón
La feminista poco a poco se fue adormeciendo
La mañana llegaba y sentía mucho sueño
«Quédense conmigo, no quiero que se vayan»
«¿No ves que estamos contigo siempre,
en tu alegría, tu memoria y tu rabia?»
«Te pedimos que nunca dejes de luchar,
acá ya no queremos a una más»
¡Qué genial calaverita!
Casi me saca mis lagrimitas
<3