Por Maira Lucia Haunau
Todos los 7 de marzo en Argentina recordamos a Natalia “La Pepa” Gaitán. Era cordobesa e hincha de Belgrano de Córdoba. Tenía 27 años cuando Daniel Torres, el padrastro de su novia, la asesinó de un tiro en 2010. Falleció la madrugada del 7 de marzo. Él fue condenado a 14 años de prisión, de los que llegó a cumplir solo 9. Para la Cámara Séptima del Crimen, no fue un asesinato motivado por el lesboodio. Todos los 7 de marzo las lesbianas argentinas recordamos a La Pepa, una lesbiana marrón que rechazaba la estética femenina.
Para conmemorar este día, le pregunté a siete mujeres por qué le recomendarían a otras reconocerse lesbianas y estas fueron sus respuestas:
Miranda, 22 años
“Le recomendaría que se reconozcan lesbianas porque no da tanto miedo amar mujeres, en realidad es una de las cosas más lindas porque a otra mujer yo la veo como una igual, una par y sé que me va a entender y que me va a comprender y sé que puede ser realmente una compañera. Básicamente quiero vivir feliz y reconocerse lesbiana para mí es vivir feliz.”
Lucila Domine, 23 años
“Le recomiendo a otras mujeres reconocerse lesbianas porque me parece que es una decisión ética y política que elogia o le da entidad a esa necesidad primigenia de reconocerte en otras mujeres, reconocerle autoridad a otras mujeres y en ese movimiento poder relacionarte con ellas. Por ejemplo, cuando yo era pequeña y me encontraba en situaciones de compartir con mi abuela o con mis amigas de ese momento sentía que era el único lugar en el que me sentía reconocida por ser yo misma y no por estar cumpliendo un rol social y no solo eso sino que me sentía contenida, que me parece que es importante no solo para sobrevivir sino para vivir. Sabía que eso solamente lo encontraba entre mujeres y recuerdo que deseaba que la vida fuese eso: yo sentir eso y yo relacionarme de esa manera con solo esas personas se pudiera explayar al resto del mundo y al mismo tiempo sabía que el mundo no funcionaba así. Hasta que me encontré con la teoría lesbiana y me di cuenta que sí podía serlo, que sí podía transformar esos momentos de intimidad, comodidad y amor en mi vida cotidiana, eso me parece que es lo primordial. Al mismo tiempo que sabemos que haciéndolo estamos haciendo una intervención directa del sistema patriarcal porque les estamos negando el acceso libre a los hombres a nuestro cuerpo, a nuestra integridad y a nuestro trabajo.”
Sol, 23 años
“Mi alesbianamiento es muy reciente entonces es algo sobre lo que a veces dudo al momento de hablar, dudo si estoy habilitada en cuanto a experiencia o tiempo porque siento que sí es todo bastante nuevo para mí en ese sentido, pero aún siendo nuevo lo que noto es lo mucho que cambiaron un montón de cosas no solo sobre mi forma de relacionarme con otras mujeres, sino sobre mi relación conmigo misma. Entonces un poco por ahí iría mi recomendación. Realmente cuando una mujer se alesbiana lo que creo que pasa es que de alguna manera vuelve a sí misma porque de repente dejas de verte a través de los ojos de los hombres, dejás de verte como un objeto que tiene que ser deseable para ellos y es como de alguna manera adueñarte del sentido de tu existencia y vivir las relaciones amorosas de una forma ultra sobredimensionada en la que de pronto nada tiene por qué ser sacrificio ni dolor ni tragedia, así que es hermoso y lo recomiendo mucho.”
Glenda, 18 años
“Escribí un poema que considero que contesta la pregunta:
El lesbianismo me salvó, me quitó las vendas tan arraigadas que nos ponen a todas.
Liberó mi alma,
y sanó todo aquello que alguna vez fue destruido por los hombres.
Me brindó calor en las manos de todas las mujeres.
Ser lesbiana es volver a una misma, a las ancestras, a las madres, a la tierra y a la luna.
Es ver el amor que existe acá,
es ver raíces que todas compartimos.
El lesbianismo me encontró a una mujer que amar, lejos de la mirada masculina, lejos de los estándares de la heterosexualidad obligatoria.
Ser lesbiana es volver a donde sabemos que somos felices, sintiendo las raíces y el calor de otras mujeres.
El lesbianismo sana y es revolucionario.”
Carolina, 21 años
“Si bien hace bastante soy lesbiana, hace poquito lo politicé y literalmente es amor, es felicidad. Me trajo muchas cosas muy lindas en todas mis relaciones con mujeres y en mí misma también. O sea, todo eso cambió muchísimo. Por eso mismo digo que es amor y felicidad. Creo que es lo que más feliz puede hacer a una mujer.”
Florencia, 27 años
“Hace un par de meses empecé a cuestionarme la heterosexualidad obligatoria, empecé a indagarme por qué, cuál era el motivo por el cual me gustaban los hombres y qué era lo que ellos tenían de bueno o tenían para ofrecerme como para que a mí me gustaran y me atrajeran. Acompañado de una conciencia feminista me empecé a dar cuenta de que no tenían nada para ofrecerme y, a su vez, me empecé a dar cuenta también de que cada vez que en mi vida fui feliz o cada vez que empezaba a rememorar momentos lindos de mi vida en los que fui feliz siempre estaba rodeada de mujeres y ahí es donde a su vez empezó a crecer adentro mío una sensación de paz, de armonía y también de amor cada vez que estaba rodeada de ellas. Me empecé a reconocer y a su vez junto con eso empezó a venir también la atracción. Acá estoy en este camino que todavía no tiene fin, es continuo y permanente.”
Ariana Gomez, 21 años
“Entre tantos motivos, considero que uno de los principales es sanar. Creo que las mujeres merecemos sanar y crecer bajo el ojo de la heterosexualidad, bajo el ojo de los hombres es desgastante y nos lastima mucho. Entonces salir de eso y encontrarnos en mujeres y vernos reflejadas en ellas me parece muy importante y es literalmente las puertas al paraíso.”