Por Agua de Luna
En casa no es fácil.
Encontramos violencia intrafamilliar, violencia sexual, violencia psicológica.
Solo hay que ver las noticias cada día: Colombia, México, Perú, Ecuador y toda Abya Yala inundada en un tsunami de violencias.
Niñas abusadas en sus hogares, mujeres asesinadas en las calles y carreteras.
¿Quiénes fueron? Hombres: papás, padrastros, hermanos, primos, vecinos. La mayoría conocidos, algunos otros extraños.
¿Y qué va a pasar con la justicia en esta coyuntura donde nadie sabe qué hacer?
Si la justicia patriarcal era difícil, ahora no lo puedo ni imaginar.
Esto no es nuevo, ese tsunami siempre ha estado
Ahora más.
En casa no es fácil
Nos enloquecen los hombres con los que vivimos.
Ha aumentado el trabajo (producción) reproductivo: escuchar, cocinar, limpiar, atender, lavar. Servir.
Muchas mujeres, desafortunadamente, con una voz en su cabeza (muy propia entre otras de la razón masculina y judeocristiana) que les dice «está bien, es tu deber, el sacrificio es amor».
Aumento del trabajo productivo: trabajos desde casa en el «mejor de los casos», de los casos privilegiados.
Largas, largas horas de explotación frente el computador
Sin dormir bien, si poder separar espacios, ni tiempos.
Desde que se despiertan hasta que se acuestan (por nada me atrevería a decir hasta que descansan).
En otros muchos casos, sin cómo conseguir lo del diario, con la carga y preocupación de cómo van a alimentar a otros, en sus cuerpos.
Con hambre y con miedo.
Que la vida no alcanza para atender, defenderse y comer a la vez.
En casa no es fácil
Ahora vemos a los hombres, muy apropiados de la calle
Como siempre lo han estado,
Pero es que ahora es más porque las mujeres están relegadas en casa
Y ellos salen y salen y salen.
Por supuesto, sin los cuidados precisos para no andar entrando el virus a casa.
Y salen y se quedan en la calle horas enteras.
Bañándose del virus.
Trayéndolo a las casas.
Podrán decir, los que más se contagian son hombres.
Sí, si son los que salen, puede ser.
¿Quiénes van a cuidar de esos hombres enfermos?
Las mujeres.
¿Y si nos enfermamos nosotras? ¿Quién nos va a cuidar?
¿Quién va a cuidar a los que cuidamos?
Sistemas de salud colapsados.
Sistemas de salud quebrados por los corruptos
Por los gobiernos narco, capitalistas
Con sus élites blancas y patriarcales de siempre
Viviendo a costa de nuestra existencia empobrecida y explotada
En la calle tampoco es fácil
El acoso es terrible
Hombres, tan apropiados de sus calles y que saben que
Todo lo que pase por ahí les pertenece
La violencia sexual siempre es una amenaza, siempre
Entonces nos queda muchísimo, muchísimo miedo.
Un miedo profundo. Pero no un miedo nuevo.
Un miedo antiguo: la calle no nos pertenece.
Que se siente como que no merecemos estar ahí, en la calle, buscando nuestros alimentos o remedios.
Como que mejor y sí se lo dejamos a los valientes hombres
Ellos que con sus cuerpos que sí se defienden y no le temen a ningún pinche virus
Como que mejor nos corresponde por «seguridad y protección» estar encerradas.
En la calle tampoco es fácil
Salir y ver esas calles vacías.
¿En qué momento va y nos sale algún «loco» de esos que violan y roban?
La verdad
No son locos y puede ser cualquier hombre
De tener que escoger entre una calle vacía, con algunas señoras, y una calle vacía con hombres, me quedo mil veces con la primera.
Me da seguridad, me da tranquilidad
Mi vida corre menos peligro
Mi cuerpo que existe y es verdad
Corre menos peligro.
Que este tipo de turnos sea un respiro de estar encerradas
De estar encerradas en casa con ellos
De estar encerradas en la calle con ellos
De estar encerradas con el dilema de explotación del teletrabajo o barbarie
De la incertidumbre
Siempre hay “peores”
Las mujeres indígenas en sus territorios ancestrales
¿Qué tipo de genocidio va a ocurrir si el virus les llega?
Ya sabemos que se veían muy bellas sus fotos de la tierra descontaminada
De los picos nevados que hace años no podíamos divisar por la contaminación
Pero, ¿quién habla de que aprovechan esta coyuntura para quemar bosques en la Amazonía?
Para hacer campos de monocultivos y ganadería extensiva
¿Quién habla de que rociarán campos con glifosato mientras la gente no sale de su casa?
¿Quién habla de que harán nuevas represas en los ríos?
¿Quién habla de que aprovecharán el encierro de los pueblos indígenas para entrar en territorios y explotarlos?
¿Quién habla del hambre, las enfermedades para las que las mujeres indígenas y sus pueblos no tendrían cómo defenderse?
La pregunta no es quién habla
¿Mejor será preguntar qué hacemos?
¿Mejor será y sueño que con sus cantos, sus plantas y sus diosas nos protegen?
Siempre hay peores
Saben que en Estados Unidos el virus está asesinado a la población negra
¿No que el virus no distinguía de clases ni de raza?
Ya sabemos
Ya ha pasado
Pasó en New Orlearns con el Katrina
Pasa en Haití todo el tiempo
Pasa en la mayoría de países africanos
No es gratuito
Y sabemos quiénes están en la primera la línea
Cuidando, exponiéndose, recibiendo el golpe
Las mujeres negras e indígenas
En Colombia, aún no hay estas cifras
Pero sabemos que en territorios afro y negros la precariedad es la ley
Mismo escenario para los pueblos indígenas
Tenemos la mala ley del Gobierno democrático colombiano
Y no, no ponemos las comillas en democracia
Porque las democracias también son así: autoritarias, sangrientas, corruptas, asesinas
Patriarcales
Democracia y capitalismo, más bien
Estado y capitalismo son uno solo, que no nos engañen
Desde siempre
Tenemos la mala ley del Gobierno democrático
El colombiano
Colombia
Donde en los territorios más bellos
Con los paisajes más hermosos de todo el planeta
Mandan los grupos armados
Los del narcotráfico
Los que le sirven en bandeja de plata las líneas que se meten los ricos de aquí
Y sobre todo, los de sus países del Norte
Los de las armas
Las granadas
Las minas anti personas con las que tienen a comunidades enteras en “aislamiento obligatorio” desde hace años
Pero no por el virus
Por la droga
Por la plata
Por el control de los territorios
De los armados que trabajan para el Ejército Nacional y el Gobierno
O que a nombre de la revolución abusaron
Siempre hay peores
¿Y las migrantes?
¿Y las trabajadoras informales?
Seguimos pensando que
Cualquier forma de ingreso es un éxito de emprendimiento, aunque nos cueste el cuerpo
No decimos que es una forma de esclavitud moderna
Este es el engaño del emprendimiento neoliberal
Que desconoce la explotación en la prostitución y en el trabajo doméstico
Y que mañana no nos digan que por la crisis económica el acceso al cuerpo de las mujeres es un emprendimiento válido
Que es muy legítimo vender nuestro cuerpo para parir niños de otros
Que es muy legítimo vender nuestro cuerpo para el acceso sexual que desde hace milenios ya es derecho de los hombres
Que es muy legítimo y que se vale porque es para el “privilegio” de COMER
El panorama no es fácil
O nos mata la violencia en casa
O nos mata la violencia fuera
O nos mata el virus en la calle
O nos mata el virus en la casa,
O nos mata el estrés de estas convivencias obligadas
O nos mata estas largas e interminables horas de explotación y servicio
O nos mata el hambre por no poder conseguir lo del diario.
De esas opciones escojo ninguna. Quiero la vida.
Quiero que las mujeres salgamos vivas de esto.
Quiero creer que las mujeres hemos sobrevivido más cosas que estas
Y que existiremos
Aunque nos quieran seguir negando la vida y el nombre y el cuerpo.
Aunque nos digan que nombrarnos mujeres es pecado.