La obligación de ser bonita

Tania Martínez Suárez

Una mujer, cualquier mujer, no importa su edad, condición social, nivel educativo… una mujer por el hecho de serlo se sentirá en algún momento de su vida obligada a ser bonita.

Es una obligación atribuida a la condición femenina, ser, o cuando menos parecer bonita; verse arreglada, limpia, sonriente, dispuesta y entusiasta todos los días. Y esto no es algo que se les exija a los hombres, de hecho, el dicho popular dice: “Los hombres deben cumplir con las tres «f»; deben ser feos, fuertes y formales» y entre más feos, más fuertes y más formales sean, mejor aceptados serán en la sociedad.

Pero para las mujeres es distinto, debemos ser bonitas y eso generalmente implica que hay que transformarnos porque como somos, no somos suficiente para las exigencias de los demás, así, si eres:

BAJITA… debes usar tacones, hay infinidad de modelos, colores y diseños, tacos que van desde los dos centímetros hasta 12 ó 15, incluso un poco más si llevan plataforma. Los zapatos de tacón son para muchas mujeres un verdadera tortura y digna metáfora de cómo las mujeres en nuestro andar cotidiano debemos sobrepasar obstáculos incluso al caminar; es una imposición laboral y de etiqueta al vestir. Además de todo, el uso prolongado de este tipo de calzado trae consigo múltiples problemas de salud

GORDITA… debes bajar de peso a toda costa. Una mujer puede permitir que la traten de tonta siempre y cuando su mejor atributo sea otro, aunque este sea superficial (estar delgada). He visto esa aberración al sobrepeso, tildarlo de algo sucio o vulgar, he visto a las personas regodearse al decir “pinche gorda” y esperar a que el insulto, aunque menciona algo evidente, destruya a quien lo recibe.  

La sociedad vocifera: ¡No te puedes permitir ser gorda! A toda costa debes perder peso, existen un sin número de posibilidades para ello: fajas, cinturillas, productos mágicos, pastillas, lociones corporales, cremas, gel, trajes completos de plástico para sudar y sudar todo el día, tenis especiales que al caminar reducen grasa, brebajes como pócimas para quitar la gordura; lo mismo plantas, hierbas, frutas y verduras que sintéticos, programas de entrenamiento físico, nutriólogos, hasta en apps, en fin, todo pensado para que logres quemar grasa. Está bien guardar cierto peso por salud, pero no estamos obligadas a tener medidas corporales que alguien más ha considerado perfectas.

Si eres demasiado vieja o demasiado joven, pecosa, tienes acné o canas; hay una gran variedad de cremas, maquillajes, cirugías plásticas y tratamientos para cambiar eso, porque el mensaje es que seas como seas, si eres mujer no eres suficiente, debes verte más bonita, nadie toma en cuenta tus habilidades emocionales o intelectuales, solo importa que te veas bien.

A las mujeres se nos enseña a cuidar de los demás, a apoyar, a complacer; el elogio desde niñas es «¡Qué bonita te ves!» Cuesta mucho trabajo desaprender ese mensaje, no estamos para complacer o quedar bien con los demás; las mujeres vamos descubriendo que para estar bien con el mundo hay que hacer las paces con nosotras mismas, tomar de la mano a nuestras amigas, hijas, madres y hermanas e ir en busca de nuestra felicidad. Esa felicidad es distinta para cada una.