Había una vez una niña llamada Sirena que vivía en el mar. Sirena jugaba con sus amigas las mantarrayas, eran sus mejores amigas. Ellas nadaban y salían volando a la superficie para caer nuevamente al mar, lo hacían una y otra vez sin cansarse a la luz del rayo de la Princesa de las Llamas.
Un día Sirena y sus amigas saltaban en el agua, Sirena no dejaba de mirar a la Princesa de las Llamas, la veía muy bonita, no es que no viera bonitas a sus amigas, ella se divertía mucho con las mantarrayas a las cuales las veía hermosas, pero le intrigaba saber por qué la Princesa tenía que estar tan lejos, porqué en las noches no la podían ver, a Sirena le encantaba el calor que emanaba la Princesa de las Llamas y tenía la ilusión de platicar con ella en la noche para no padecer frío.
En una ocasión, saltando alegremente con las mantarrayas, dio los saltos más altos que pudiera haber dado en toda su vida, lo hizo con muchas fuerzas, pero fue inútil, era medio día y no podía alcanzar a la Princesa.
-¿Pero porqué quieres alcanzar a la Princesa?– preguntó Rayita, una de sus amigas.
–Es que es muy, muy bonita y calientita, gracias a ella estamos vivas y quiero saber cómo es su rostro, platicar con ella– contestó Sirena.
–Mmmm… eso es verdad. ¡Ya sé! Tengo un plan, les diremos a las demás que entre todas te ayudemos a saltar, saltaremos juntas hasta que alcances a la Princesa.
Entonces así lo hicieron, no fue fácil, tuvieron que dar varios saltos con todas sus fuerzas para que Sirena pudiera alcanzar a la Princesa desde el mar.
Ya estaba atardeciendo, todas estaban muy cansadas, la Princesa bajó al horizonte, la mitad de su cuerpa parecía que estaba dentro del mar, se veía tan hermosa, podían todas ver su rostro, la Princesa sonreía, su cara era redonda y chapeada, su cabello rubio, era una niña rolliza.
Sirena saltó con todas sus fuerzas y logró alcanzarla, la Princesa la abrazó para que Sirena no cayera al mar.
Sirena y la Princesa de las llamas se perdieron en el horizonte, abrazadas llegaron a Ovoe.
Ovoe es un lugar en donde no es ni de día ni de noche, es donde la Princesa de las Llamas descansa para volver a La Tierra y darle vida al Amanecer; ahí, la Princesa puede dormir, puede comer y platicar con quien la visita.
Sirena y Princesa jugaron un largo tiempo, comieron dulces y frutas exquisitas. En Ovoe se puede caminar, correr, nadar, saltar, volar, no importa qué cuerpa se tenga, se puede jugar como sea.
Cuando Sirena y la Princesa se cansaron de jugar, platicar y comer golosinas, se relajaron en una hamaca, se mecían y reían, contaban historias, se acariciaban el cabello una a la otra.
Sirena tenía el cabello larguísimo, hasta la cadera, largo y rizado, todavía húmedo del agua del mar, cuando la Princesa lo acariciaba salía vapor, la aleta de Sirena era de colores morados, rosas, azules y verdes tornasol cuando estaba cerca de la Princesa, su aleta era enorme y preciosa, todavía estaba húmeda de haber salido del mar, la aleta era tan grande como los brazos de la Princesa, las gotas que escurrían de su aleta se evaporizaban.
La cuerpa de Sirena estaba tan mojada que estar cerca de la Princesa provocó una gran nube, todo Ovoe se convirtió en una nube.
Cansadas, durmieron abrazadas. Sus alientos al juntarse provocaron una nube más intensa y cuando despertaron, Sirena regresó al mar en esa nube en forma de gotitas de agua dulce, toda la sal que tenía su cuerpa la Princesa la absorbió con sus abrazos.
Madre Selva, que se encontraba dormida sobre La Tierra tenía la piel agrietada, su cabello estaba seco, las gotitas de agua que generaron Sirena y la Princesa de las llamas cayó encima de toda su cuerpa, abrió sus párpados y se formaron dos Ojos de Agua sagrados, abrió su boca para saciar su sed hasta que el agua escurrió por sus mejillas y su boca se convirtió en una enorme laguna con dos ríos que bajaban hasta su pecho, el cual, eran las Montañas Sagradas a las que nuestras Abuelas subían a danzar. Por toda la piel de la cuerpa de Madre Selva crecieron las flores más exóticas y bellas de La Tierra, su cabello seco se convirtió en hermosas enredaderas verdes y frondosas. Ese lugar era muy rico y húmedo.
Hoy sabemos que la lluvia son los alientos que se agitan y se mezclan de Sirena y la Princesa de las llamas convertidos en agua, cuando el cielo truena y aparecen rayos, son ellas que juegan, que ríen y se carcajean, se abrazan y cuentan historias.
Me encanta el cuento, hermoso!!
Rebeca Lirrayes
Guatemala
Que bonito 💕💕, me encantó ojalá tuviéramos muchos relatos así para contar a nuestras niñas