Por Menstruadora
De ti van a decir muchas cosas, por ejemplo, que eres malvada, fea, un ser repugnante por decir lo que piensas, que no sabes escuchar, que leíste mal, que entendiste todo al revés, que eres falaz, dogmática, cerrada, tóxica, que te crees mucho y que eres muy estúpida.
De ti van a decir muchas cosas, amora, dirán que eres tan mala como el hombre promedio sobre la tierra, que nadie te ama, que no amas a nadie, que nadie te quiere y que eres muy infeliz. Y es cierto que lloras, pero también eres feliz al mismo tiempo, nada como la gente dice.
De ti van a decir, amora, que cuando te exigieron respuestas no respondiste, que cuando te quisieron presente no estuviste, que eres falsa, anticuada, violenta, torpe e insegura por no llenar sus requerimientos. Y a veces te equivocas, es cierto, y a veces te refugias, porque aprendiste a no estar a la disposición de nadie, que el abrazo no es a fuerza y que la conversación es la libertad de reunirse recíprocamente, no la disposición de una parte que te exige llenarle su tiempo.
¡Te van a decir tantas cosas!
Y pretenderán callarte con todo lo que pueden, con la burla, la mofa, pero sobre todo, la mentira. En el patriarcado la misoginia se sostiene en la mentira. Aún hoy nos inventan cuentos fantásticos de brujas desquiciadas que comen niños y enjaulan aves libres. Esto es así porque la gente no tiene dónde depositar su basura y la feminista que busca libertad es un gran blanco, un gran saco de golpes, un gran tonel de basura, por eso van a inventar todas las mentiras que puedan. Pero no estás sola, todas las que estamos aquí pasamos por sus mentiras, así que no las creas, tú no eres el cuento abominable que la gente se inventa para taparse sus vacíos.
No les vayas a creer, créele a las mujeres que te aman lo que te dicen con su manita en el corazón, créele a las mujeres que te acompañan créeles a las mujeres que están a tu lado. Aprende lo que te señalan y conversa en el amor. Revira el camino cuantas veces sea necesario. Y aún así, acá entre nos, no les creas todo. Solo tú sabes de qué estás hecha y nadie más. Solo tú sabes cuando hay que irse y hay que quedarse. No dejes que te callen, amora, porque tu potencia te está haciendo libre y feliz, y además, por si fuera poco, está derrocando al patriarcado, aunque aún no lo podamos ver.
Con toda la amora que me brota de la cuerpa, de una abominable feminista a otra abominable feminista.