Por Andre Pau Moreno
Desde pequeñas, a más de una nos han dicho:
‘Que hay que vestirse como una princesita’,
‘que hay que pintarse las uñitas’,
‘que hay que verse coqueta’,
‘que hay que darse a desear’.
Cuando cuestionabas el por qué, tu tía, tu mamá, tu prima o alguna otra de las mujeres de tu familiar probablemente respondieron: “porque tienes que verte muy bonita, ¿sino cómo se van a fijar los chicos en ti? Nunca te vas a casar, nadie te va a querer así toda fea. “ (real)
Y al ser una de las primeras enseñanzas que nos dicen desde morras se nos queda en la cabeza por mucho tiempo. ‘Que la belleza duele’ cuando te dicen que te tienes que empezar a depilar las piernas, la ceja, las axilas. ‘Que tienes que ser la más bonita’ cuando en realidad todas somos hermosas, cuando no hay por qué competir entre nosotras.
¿Y todo para qué? Para agradarle a un hombre, casarse y formar una familia donde probablemente termines repitiendo la misma historia producto del proceso de socialización de las niñas?
A todo lo anterior, BASTA.
Basta de hacerle creer a las niñas que tienen que estar delgadas, maquilladas, depiladas, entaconadas, con vestidos o con perfume para ser bonitas. Basta de decirles que ‘hay que darse a respetar’ como si no fuera necesario decirles que ellas no son las culpables de la violencia que sufren. Basta de decirles que los celos son pruebas de amor. Basta de romantizar comportamientos tóxicos. Basta de decirles a nuestras niñas que su cuerpo es asqueroso, que su menstruación apesta y que es algo de lo que deben avergonzarse.
Muchas personas piensan que eso no tiene impactos negativos en la vida de esas niñas. “Son exageraciones” -se excusan.
¿Qué me dicen de las adolescentes que toman pastillas para adelgazar? ¿Qué pasa con las que vomitan para ‘no subir de peso’? O al revés, ¿qué pasa con quienes deciden engordar lo más que puedan para que los hombres no las estén acosando en la calle?
A aquellas personas que tanto critican la apariencia física de las mujeres les digo:
Todas somos hermosas.
Ojalá les diera más asco su violencia.