Por Mónica Pérez, periodista y feminista, Perú
He escuchado esta frase desde pequeña: “si eres amiga de ella entonces ya no eres mi amiga”, en pocas palabras o te juntas con ella o conmigo porque no podemos compartir ni aceptarnos entre todas. Así empezaron los problemas porque yo no podía decidir y pensaba que las niñas eran muy complicadas. Esa idea de que la amistad entre mujeres es a veces competencia y rivalidad se convirtió en una realidad.
Con el tiempo descubrí que me sentía mejor con amigos, con ellos si encajaba porque yo no quería ser como las demás mujeres y me comportaba como si fuera uno más criticando y juzgando a las mujeres de mi entorno. Yo quería vivir con la libertad que tienen los hombres pero a la vez esperaba tener una amiga con la cual hablar de nuestras cosas y reírnos como locas. Sin embargo, cualquier presencia femenina era una amenaza para mí porque desde siempre nos han hecho creer que somos enemigas y nos atacamos entre nosotras para tener la aceptación y reconocimiento de los hombres.
Desde hace algún tiempo decidí darme la oportunidad de conocer a otras mujeres dejando de lado los prejuicios, descarté toda valoración que podría hacerme sobre ellas, aún sin conocerlas, por cómo vestían o por su forma de actuar. Fue el primer paso para entender y comprender que todas buscamos un objetivo común: vivir en libertad, vivir sin depender, vivir sin violencia, vivir sin miedo. No importa si muchas veces no coincidimos en todo porque finalmente es parte de nuestra diversidad. No es obligatorio que todas seamos amigas pero si es necesario escucharnos y darnos crédito entre nosotras, tejer lazos de respeto y apoyo mutuo que no te hagan elegir, como cuando éramos niñas, porque en esta lucha todas somos necesarias.
me encantó y si es verdad ,se nos enseño a vernos como competencia cuando deberíamos de unirnos ya que todas tenemos los mismos propósitos ,aceptarnos con nuestras diferencias y estar unidas para enfrentar a tanta misoginia -karasilvana