Por Montserrat Pérez
Empecé a escribir esto varias veces. Tenía la intención de ser un textito sobre cómo las amigas, las hermanas, las mamás, las mujeres de nuestras vidas nos sanan con acciones que parecen simples, que a veces incluso podrían pasar desapercibidas. Puede ser una llamada, una carta, un poema, un mensaje, un regalo, compartir una experiencia, en fin, todas esas cositas que nos salvan la vida y nos permiten seguir luchando, más apapachadas, menos en soledad.
Sin embargo, escribí y borré y volví a escribir y volví a borrar porque nada me convencía. Sin embargo, quiero continuar, ahora quiero hablar sobre algo muy específico: tomarnos de la mano entre nosotras, entre mujeres. Porque es vital tomarnos de la mano. Tanto literal como metafóricamente.
Me cuesta trabajo a veces el contacto físico, no porque no me guste, sino porque no me siento preparada a veces para darlo o recibirlo. Entrar a los espacios donde me muevo, con mis compañeras, ha implicado retar esto. Y cada vez lo disfruto más y entiendo su importancia.
Hace unos meses, en medio de dolores físicos y emocionales, decidí que no podía seguir sin pedir ayuda, por más que a mi orgullo y mi soberbia les pareciera mal. Porque sí, tengo que reconocer que me cuesta trabajo reconocer cuando no estoy bien. ¿Por qué? No sé, supongo que es misoginia interiorizada, ¿de qué otra forma explicaría ese desdén a mis propios sentires, viéndolos como algo que me hace perder el tiempo? Qué horror.
En fin, este pequeño trayecto ha tenido sus puntos altos y bajos, en los que me siento rodeada de amor y amistad feminista y en los que siento que debería regresar a mi cueva porque me pueden lastimar aún más, si me saben vulnerable, que qué estoy haciendo, que mejor ya no siga. Pero sigo y sigo y a veces no sé cómo, pero cada vez siento más una llamita interna que tiene suficiente leña para no dejar que el frío me deje inmóvil.
Tomarnos de la mano. Sentir la piel de unas y otras, extender los límites de mi cuerpa-territoria y experimentar un segundo (o diez) el calor de la otra. Tomarnos la mano es decirnos mil cosas sin tener que decir una sola palabra, es la posibilidad de todo: crear nuevos mundos, iniciar una aventura, pero sobre todo, sabernos presentes, reconocernos, estar, simplemente estar.
A todo esto, lo que pensaba cuando al fin pude dejar fluir las palabras en este texto es: ¿ustedes cómo toman de la mano a otras compañeras? ¿Qué significa en su contexto tomarse de la mano? ¿Lo hacen? Es que hay tantas maneras de hacerlo y todas deberíamos celebrarlas. Cuéntenme por aquí o mándenme un mensaje o algo.
Significa muchas cosas, estoy para ti, estamos juntas, ayúdame, te tengo, tengo miedo, te quiero cerca, ¡que gusto! Yo lo hago con mi abue, la ma, las amigas, noto que en nos han obligado a creer que hacerlo en privado es más conveniente, no siempre obedecemos pero no deja de estar presente.