Estaba caminando de noche por un sitio mas bien despoblado hacia una avenida, cuando siento que un varón viene caminando detrás de mí, entonces apuro el paso y cruzo de banqueta pensando que de esa forma podría saber si me estaba siguiendo o no. El sujeto cruzó de banqueta ni bien yo crucé.
Entonces empecé a caminar muy rápido y el hombre hace lo mismo. Ya casi estaba por correr cuando me dijo:
-Hola hermosa, cómo te llamas?- Y yo, que veo que faltaba solo media cuadra para llegar «a la civilización» le contesté con la voz más masculina que me salió: -«Roberto, mucho gusto».
El desconcierto que le generó hizo que se detenga en la banqueta y a mí me dio el tiempo a llegar a la avenida donde había gente.