Por Carolina López
Nuestras piernas y cadena como arma.
Estamos armadas, rompiendo estereotipos y creando paradigmas.
Resistimos en cada pedaleada, como cada movimiento que gira a través de nuestras ruedas.
Nos emancipamos usando dos ruedas una forma y motor para hacernos visibles.
Amamos nuestro cuerpo, como amamos nuestra bicla.
Optamos por transformarnos y liberarnos: pedaleando a la chamba, a la escuela, a la fiesta, a la lucha del día a día.
Solas o acompañadas compartimos experiencias, que nos llevan a buscar el equilibro en esta ciudad donde rodar se vuelve peligroso: violencia, acoso, feminicidios, desapariciones; muertes.
«…Por eso cada que pedaleamos estamos resistiendo, compartiendo y existiendo…»