Ya voy a confiar en mi intuición. Confiaré en mí y no creeré que estoy loca cuando sienta esa energía de envenenamiento de la otra. Cuando sienta la energía de la misoginia no trabajada. Confiaré en mí cuando por ese veneno y esa misoginia no trabajada solo tenga deseos de alejarme de alguiena.
Confiaré de a poco y a sorbitos cuando sienta que la otra está hecha de palabras, de abrazos y de un cuerpo que escucha hacia la vida. Será lento porque empezar a compartir con alguiena es así, lleva su propio ritmo y su tiempo está fuera de requerimientos de llenado de ausencias.
Ya no voy a negar que lo siento, que siento que esa energía cuando estoy con otras mujeres, me daba pena decirlo, por lo mágico que se escucha y poco racional-occidental que es, pero sí se siente y no tiene mucho que lo vengo sintiendo, hay una energía entre nosotras, se siente azul, se siente roja, se siente morada, se siente amarilla, se siente suave, como un puente de seda, se siente como la adrenalina que da la velocidad de un tobogán, se siente blandito; también se siente áspera, se siente inconexa, como si el aire estuviera quebrado o como si no hubiera aire.
Mi herencia heterosexual es confiar en todo lo que se siente a “reto”, porque esa energía es similar a los hombres, similar pero no la misma, similar porque está contaminada de ellos. Y ahí estuve mucho rato, confiando en lo que me recordaba a ellos de alguna manera porque el sometimiento de tantos años no resulta gratuito, son miles de años de educación hacia nosotras para nuestra obediencia. A pesar de mi herencia heterosexual, mi cuerpa se sobrepuso y he construido amistades con mujeres maravillosas, ¡qué alivio!
Ahora percibo que mi cuerpa habla, que siente en cada poro cuando estoy segura y cuando no, cuando la otra está fingiendo, cuando la otra está aún lastimada y quiere lastimar a quien se ponga enfrente. No crean que yo soy perfecta, yo tengo mi machismo no trabajado, mis demonios y mi propio veneno, pero dentro de mis posibilidades de vida, de lo que alcanzo a ver, de lo que he aprendido, mi cuerpa comienza a reconocer tímidamente sus propias alarmas. Ah, pero mi yo racional siempre lo niega, “no es para tanto”, “qué te puede hacer”, “es tu misoginia”, “son tus prejuicios”, “confía aunque no quieras estar”, “no estés exagerando, esa energía ni existe”, bueno, quizá no, quizá no existe ninguna energía azul ni ningún puente de seda, pero la sabiduría de nuestras cuerpas sí.
Espero escucharme más, espero que nos escuchemos más.
Publicado originalmente en facebook/luisa-Menstruadora el 29 de octubre de 2018.