Por Angélica Jocelyn Soto Espinosa
Fotografías y video de Itzel Avendaño
Nezahualcóyotl, Estado de México, 25 de junio 2018.-
En el municipio de Nezahualcóyotl, el segundo más poblado del Estado de México (Edomex), y también el segundo con más asesinatos y desaparición de mujeres en toda la entidad, la respuesta para salvar vidas la encontraron las vecinas que -con recursos propios y ningún incentivo más que dejar de tener miedo- hicieron realidad una asamblea popular dedicada exclusivamente a defender la vida y la libertad de las mujeres.
El asesinato hace un año de Valeria, una niña de 11 años cuyo cuerpo fue hallado en una combi en la colonia Benito Juárez, y las marchas vecinales a las que convocó este hecho, fueron el inicio de un proceso organizativo más largo e integral al que las y los vecinos llamaron Asamblea “Nos queremos vivas Neza» y que el pasado sábado 23 de junio conmemoró su primer año de trabajo.
DONDE NO HAY JUSTICIA, GOBIERNA EL TRABAJO DE LAS MUJERES
“A un año de la conformación de la Asamblea, esta colectiva que se compone de vecinas y vecinos de Neza y otras partes, les damos la bienvenida y agradecemos que se hayan solidarizado y que estén con nosotros ofrendando esta energía y resistencia en la lucha para continuar en la búsqueda de nuestras compañeras y en la justicia por quienes han sido asesinadas”, dijo una de las integrantes durante el evento de conmemoración, que se llevó a cabo frente al Palacio Municipal y a un lado de cruces rosas y fotos de víctimas que ahora son parte del paisaje urbano.
Durante el evento, familiares de víctimas de desaparición y feminicidio de Nezahualcóyotl explicaron con su testimonio el sentido de esta Asamblea. Lidia Florencio Guerrero, madre de Diana Velázquez Florencia, asesinada el 2 de julio de 2017 (casi a la par de la conformación de la Asamblea), se paró frente al micrófono y una decena de personas que permanecieron en el lugar a pesar de una fuerte lluvia y dijo: “cuando las autoridades fallan, cuando el Estado es omiso y negligente, a nosotras como madres, a ustedes como colectivas, nos corresponde hacer este trabajo.
“No nos podemos quedar calladas como si nada hubiera pasado porque en mi caso me arrebataron la vida de mi hija. Eso no es nada fácil, ni se olvida ni se perdona. Desde que mataron a mi hija yo he quedado muerta un poco, o un mucho, pero frente a eso no me voy a quedar callada. Voy a seguir exigiendo justicia, ya que las autoridades actuaron de manera irresponsable. Han hecho nuestro camino hacia la verdad y la justicia mucho más difícil de lo que es. Trabajar es lo menos que pueden hacer por nuestras hijas, porque ya no nos la van a regresar.
“Nosotras tenemos que ir a donde dejaron a Diana, preguntar a los vecinos, recorrer la ruta que creemos que ella recorrió. Todo eso les corresponde a ellos, sin embargo nosotras en nuestra desaparición tenemos que hacerlo. Nosotros ni siquiera hemos vivido un duelo, porque cuando una se sienta a recordar a su hija le llega ese dolor de que su hija fue asesinada y que las autoridades no están haciendo nada, y le entra a una ese coraje, esa rabia, esa desesperación. ¿Cómo es posible que hayan matado a mi hija y no les interese? La vieron tirada como si fuera basura. Su carpeta dice sujeto desconocido, no era una desconocida, era Diana, era mi hija, y yo la estaba esperando, la estuve buscando”.
Nezahualcoyotl fue uno de los 11 municipios en los que el gobierno estatal declaró la Alerta de Violencia de Género, en 2015. Éste era un paso para admitir que la violencia contra las mujeres era un problema urgente que debía combatirse con una estrategia integral.
Sin embargo, de acuerdo con la página web que se creó para difundir las acciones de la AVG (actualizada hasta 2016), las acciones concretas que realizó el municipio fue cambiar por luces led el alumbrado público de la avenida Sor Juana (donde asesinaron a Valeria), hacer “foros para erradicar la violencia”, y hacer recorridos nocturnos durante los cuales el presidente municipal regaló rosas amarillas.
A nivel estatal también se creó una Fiscalía especializada en feminicidios, se firmaron protocolos para la búsqueda de personas desaparecidas, y se profesionalizó al personal. Pero lejos de convertirse en un municipio modelo, los casos de feminicidio, desaparición de mujeres y otras formas de violencia no hicieron más que sumar cifras. Desde que inició 2018 hasta marzo pasado ya había sólo en Neza 6 mujeres registradas como desaparecidas de acuerdo con el Registro de Nacional de Personas Extraviadas o Desaparecidas, y al menos 3 asesinadas, según la Secretaría Pública de la entidad. Aunque esas son las cifras oficiales, no hay semana en que la prensa local no reporte el asesinato o la desaparición de una mujer en la zona.
En una visita a la Fiscalía General del municipio, atrás del Palacio Municipal y del Ministerio Público -principal referente para la población de Neza en caso de delito- se observó una mejora en las instalaciones y hasta lonas grandes con números telefónicos para denunciar abusos o mala atención de servidores públicos. Sin embargo, en la oficina de información de la Procuraduría de Justicia del Estado –ubicada ahí mismo- no pudieron indicar la dirección exacta de la unidad que atiende casos de violencia contra las mujeres.
En un recorrido por diferentes lugares donde –según datos hemerográficos- abandonaron recientemente el cuerpo de alguna mujer, se cometió un acto de violencia o se percibe como altamente peligrosa, persiste el acoso callejero, las calles están visiblemente solas, y no hay indicaciones visibles sobre qué hacer en caso de presenciar o ser víctima de delitos. Lo único nuevo en el lugar son pintas feministas y cruces rosas.
“Las cruces las pusieron porque aquí abandonaban mujeres. Se sabe que aquí violan a las jovencitas entre las calles. No me gusta pasar por aquí porque me da miedo, pero no nos queda de otra porque es el camino más corto y a mí se me hace tarde para ir a mi trabajo de noche”, respondió una vecina que habita alrededor del Bordo de Xochiaca, un punto donde se encuentran un río de aguas negras, terracería, rieles de tren y una base de combis. Todavía no hay luz de noche pero ya hay tres cruces rosas en memoria de las mujeres cuyos cuerpos fueron encontrados ahí.
EN CUALQUIER GEOGRAFÍA Y TERRITORIO PODEMOS ENCONTRARNOS CON LA OTRA
Guadalupe, dedicada al hogar y con dos hijas, es una integrante activa de la Asamblea “Nos queremos vivas Neza”. Dice que no tiene ningún conocimiento sobre atención a víctimas, pero en la Asamblea ha asumido el papel de “primer contacto”. Otras vecinas, que ya la tienen como un referente de apoyo, le avisan sobre la desaparición de alguna mujer, ella se contacta con las familias, las escucha, les hace preguntas para saber cuál fue la atención de las autoridades y les explica lo que sabe sobre la procuración de justicia.
Lupita, como le dicen en la Asamblea, se integró luego de que un grupo de amigas la invitó a las marchas para exigir justicia por el asesinato de Valeria. Ahí se acordó que se conformaría este proceso y ella decidió participar por sus dos hijas, una de 15 y otra de 8 años, para que “aprendan a defenderse, que no se dejen en una situación de violencia ni acá en su casa. Yo quiero que ellas aprendan a identificar ese tipo de violencia, en el noviazgo, por ejemplo”.
La ahora activista no lleva un registro exacto de los casos que ha acompañado, pero sí recuerda por nombre de las víctimas a las familias que la Asamblea apoya. Aseguró que muchos de los casos de violencia están vinculados con la violencia que perpetran los hombres contra sus parejas, con la desaparición de niñas y adolescentes, y violencia en el transporte público y las calles.
Lupita dice que al menos en 10 casos de desaparición de los que acompañó la Asamblea las niñas han regresan a casa. Esto, en la mayoría de los casos, gracias a la difusión inmediata en las diferentes redes sociales que tienen y a que, en muchos de los casos, la sociedad responde con información.
De acuerdo con el análisis de Lupita, la principal problemática que enfrenta el municipio es porque “el gobierno no está haciendo su trabajo. Me ha tocado verlo personalmente. En el caso del rapto de una niña de 12 yo di acompañamiento directamente, le hicimos a la familia una serie de preguntas bajo el protocolo de actuación y resultó que las autoridades no hicieron lo que debían haber hecho. Una llega ahí y lo primero que le dicen es espérate 72 horas, a la mejor se fue con el novio. El primer error es que dejan pasar tanto tiempo para la búsqueda, y cuando ya regresa la niña ellos no quieren dar seguimiento, pero cuando una llega como Asamblea, acompañando a la familia, a exigirles que hagan lo que dictan los protocolos, se molestan y nos cuestionan que porqué decimos que no están haciendo su trabajo”.
Esta impunidad es un mensaje para todos los agresores, que piensan que si violan a una mujer no los van a detener o los van a dejar libre. Otro factor que evita erradicar las violencias es que las autoridades piden demasiadas pruebas para abrir una investigación o minimizan las lesiones de las mujeres. Otra elemento es la educación machista que tiene toda la sociedad y que se reproduce hasta en las escuelas, observó la trabajadora en casa.
Lupita relata que el día que se decidió conformar la Asamblea todas las personas que estaban en la marcha se apuntaron, pero con el paso del tiempo algunas ya no siguieron, dejaron de participar, y algunas sólo se informan del proceso, pero otras como ella sí se quedaron para seguir trabajando. Ahora la Asamblea está conformada por al menos 15 personas, entre amas de casa, trabajadoras, estudiantes y activistas. Y hay integrantes de 8 hasta de 40 años.
La Asamblea también se dedica a la visibilización de la violencia contra las mujeres a través de talleres para jóvenes, proyecciones, y foros en las escuelas. “Se ha intentado llegar a la gente y hacer conciencia de lo que ha pasado”. A un año, la asamblea ha aprendido mucho, dijo Lupita, ya que han buscado talleres sobre los protocolos de actuación, de seguridad, o defensa personal. “Muchas veces no podemos ayudar más porque no sabemos, no tenemos el saber de una abogada ni tenemos ese acompañamiento. Además, cada quien se mueve con lo que uno tiene, para ir a foros o lugares más lejos yo a veces no puedo ir porque tengo que llevar a mis hijas, pero nos hemos apoyado porque sabemos la importancia del cuidado de nosotras como asamblea porque no a todos les va parecer lo que hacemos”.
De acuerdo con Lupita, la Asamblea debería replicarse en otros municipios. “Yo lo veo, sí sirve. La atención ya no es tan desesperante porque las familias ya van más respaldadas y con más saber de lo que deben hacer. Yo creo que si fuéramos más y en más lugares se lograría mucho, al menos que las autoridades se pongan a trabajar, a buscar a las desaparecidas o a los asesinos”.
“Yo esto empecé a lo mejor por casualidad, por acompañar a otras compañeras, pero al ver a mis hijas cómo han crecido en esto sí ha valido la pena. Yo ahora veo que mis hijas pueden pararse a hablar en público. Además más gente te busca, pasan la voz de que nosotras las podemos ayudar. Ahora queremos llegar a más gente y que más gente se una con nosotros, que luche por sus derechos y por la seguridad de las mujeres”.
Por su parte Karina Bolaños Soria, otra joven integrante de esta asamblea, explicó que la formación de este proceso organizativo fue espontánea y respondió a una serie de necesidades y descontento de muchas familias de Nezahualcóyotl.
“Esa rabia que había contenido mucha gente en el municipio fue la gota que derramó el vaso. No sólo les dolió la muerte de esa niña (Valeria), sino que es algo que sucede tan cotidiano que había que ver qué hacíamos para ponerle un alto. Se convocó primero a marchas pero no queríamos que fuera una catarsis temporal sino que teníamos que ver algo a mediano plazo. Varios de los que estuvimos en las movilizaciones quisimos formar una Asamblea que sirviera para verter inquietudes y nuestro sentir por la violencia, pero también generar acciones que mitigaran esta situación”.
De acuerdo con Karina, la Asamblea hace desde reuniones constantes, foros, conferencias de prensa, talleres, hasta asesoría y acompañamiento a familiares de víctimas de feminicidio y desaparecida, y marchas afuera de las Fiscalías. En este primer año, la Asamblea ha atendido al menos 40 casos, principalmente de mujeres desaparecidas, casi todas menores de edad, violación y feminicidio.
“Nosotros no sabemos muy bien pero ayuda a las familias que estemos ahí porque ellas se bloquean, tiene miedo. Es una forma de apoyo emocional el ver que alguien más está apoyando. Poco a poco ha ganado terreno la organización. En el MP de Neza ya saben que las familias no van a estar solas. En un año ha sido un trabajo bastante intenso porque ha habido de todo, desde personas que se acercan y piden apoyos muy puntuales hasta acompañamientos más profundos. Intentamos ser un apoyo moral, organizativo y de exigencia política frente a las autoridades”, dijo la también bióloga.
Y reconoció: “no vamos a lograr mucho solas y la cantidad de situaciones siempre nos terminan rebasando. Recae una responsabilidad tan grande en pocas personas, pero un reto es hacer una red más amplia dentro de Neza que participe no sólo en la Asamblea sino que se organice de cualquier forma posible”
Para Karina el haber cumplido un año ya es un logro en sí mismo: “Nunca van a ser suficientes los logros, quisiéramos que las mujeres dejaran de ser asesinadas y dejáramos de vivir con miedo. Es una fuerza el sentir que ya no estás en una zona de confort en la que te quejas de la situación y no haces absolutamente nada. No es fácil porque hay que afrontar muchas cosas para las que no estás preparada, pero también te fortaleces, nos apoyamos, nos acompañamos.
“Yo creo que la Asamblea tiene un poder enorme. Intenta no sólo canalizar el descontento de las personas, sino que se traduce en acciones. En la medida en la que hacemos más cosas, las personas que se van involucrando, van haciendo conciencias sobre su poder. Hay muchas señoras que participan y todas nos vemos reflejadas en la realidad de la otra. Es difícil dar la cara al miedo que tenemos pero es necesario porque no hay forma individual de ser completamente feliz si las demás no lo son. En la forma en la que luchemos por la libertad de todas, vamos a lograr la libertad propia”, aseguró.
Rubí Olvera, también integrante y habitante del Estado de México, explicó que su motivación para integrarse fue que aunque la violencia contra las mujeres ha existido históricamente, ahora estamos en un momento coyuntural porque ya nadie escapa a esa realidad.
“Siempre he pensado que la mejor forma que podemos hacer ese llamado a nuestro poder transformador es la colectividad. Si lo hacemos solas indudablemente tendrá algunos resultados, pero tendrá muchos más si lo hacemos en la colectividad. El logro más grande es existir en este espacio en donde la violencia está pasando más, es logro que las vecinas y los vecinas se convoquen, y que las familias se encuentren aquí entre personas que están pasando lo mismo”, observó.
Para la también activista un resultado esencial es que las familias de víctimas las reconozcan como un actor importante en el municipio, que confíen en ellas, que sepan que no son gobierno y las vean como un igual. “La asamblea siempre apela a la construcción del poder popular y vecinal. En cualquier territorio y geografía podemos salir y encontrarnos con la otra”.
LA ASAMBLEA, UNA ESPERANZA DE JUSTICIA PARA LAS FAMILIAS
Durante el evento de este fin de semana, acompañadas por la Asamblea y las personas que acudieron al llamado de conmemoración, hablaron por primera vez en público las familias de otras mujeres asesinadas y desaparecidas.
Por ejemplo, Natalia de 15 años y hermana de Ximena Paola, una niña que el 10 de mayo pasado fue encontrada sin vida en un lote baldío de Neza, dijo: “No solamente quiero justicia para ella, sino para todas”. Frente al micrófono hubo otros casos, unos que llegaron a buen puerto; por ejemplo, el papá de una niña raptada en mayo pasado relató cómo su familia –sin el apoyo de las autoridades- ubicaron a su hija, capturaron al agresor y –con el acompañamiento de la Asamblea- lo entregaron a las autoridades, quienes, por cierto, obstaculizaron el proceso de recolección de pruebas.
Animada por los testimonios, una mujer que estaba entre el público tomó el micrófono y habló sobre la desaparición de su hija Norma Dianey García García, de 24 años. Con una fotografía entre brazos, dijo que Lupita le había convencido de asistir y se animaba ahora a pedir el apoyo de todas las personas porque no soporta lo duro que ha sido la búsqueda de su hija. De inmediato las otras vecinas la cobijaron con un “Noestás sola”, y de mano en mano se pasaron entre sí la cédula de búsqueda de la joven.
Así, con no más que un micrófono, unas lonas y una treintena de personas a medio camellón de una avenida principal de Nezahualcóyotl, la primera Asamblea vecinal dedicada a defender la vida y la libertad de las mujeres en el municipio retumbó su voz en nuevos oídos, hizo ecos de su poder transformado, se fortaleció y ese mismo día se hizo más grande.