Por Menstruadora
Hace algunas semanas me preguntaban en un taller si es posible ser feminista y ser antiaborto. La respuesta es no. Y se las voy a compartir:
– Desde la fundación del patriarcado, la relación que impusieron los hombres sobre nuestros cuerpos sexuados con «presunta capacidad paridora» (término de Karina Vergara), es la de apropiación, esa es la relación que hay de hombres sobre mujeres. Lo que hicieron fue apropiarse de nuestro cuerpo para explotarnos, hacernos parir bajo sus intereses y educarnos en el trabajo no pago en los hogares, lo que incluye, limpiar, planchar, cocinar, cuidar bebés, cuidar personas enfermas y ceder nuestro placer en nombre del coito, así como atender problemas emocionales de los hombres con nuestra escucha. Si una analiza esto no es posible ser feminista y ser antiaborto porque ser antiaborto significa que reafirmamos que nuestros cuerpos no pueden sino existir a la disposición de los intereses de los hombres, a sus necesidades y a sus deseos. Y ser feminista es afirmar y luchar por todo lo contrario, porque nuestros cuerpos sean nuestros, para que volvamos a tomar posesión de nuestra propia vida, eso significa.
– El aborto es una ruptura con ese uso de nuestro cuerpo, una ruptura importante. Es la toma de posesión de nuestro cuerpo por nosotras. Sí, mira, este cuerpo y este útero son míos y yo decido si quiero que esto sea un embarazo o no, porque además, te cuento, estos órganos no están separados de mí, estos órganos soy yo, este cuerpo soy yo. El argumento más común desde lo religioso es que el producto ya es una persona, bueno, no, es un embrión que depende de mi cuerpo para existir como 2 cm de tejido. Si ese embrión flotara en el espacio en una burbuja que no depende de mi cuerpo ni de mi energía ni de mi vida, podríamos hablar de otra vida, mientras tanto no, es solo un conjunto de tejidos a los que puedo desechar si en mis planes no está un embarazo.
– Las mujeres durante toda nuestra vida somos forzadas a tener coitos dada la violencia sexual depredadora en la que vivimos. Así que embarazarnos al lado de hombres, incluso en aquellos embarazos planeados y deseados, no es una decisión a final de cuentas. Así que decir «no» al crecimiento de algo que una no decidió, es y será una decisión feminista siempre.
– La religión al contrario de lo que creemos no tiene tanta injerencia en lo político como sí lo tiene lo económico. Por eso en los debates de Argentina, era un triste puñado de personas provida la que se manifestaba, el poder de lo religioso ha sido sobredimensionado, no es tal. El verdadero problema que enfrentamos al abortar es despertar un monstruo poderoso llamado capitalismo.
– Sobre los cuerpos de las mujeres latinoamericanas empobrecidas se deposita el deber de parir para producir a las siguientes generaciones de trabajadoras y trabajadores. En el caso de los hombres serán mano de obra barata. En el caso de las mujeres, serán mano de obra gratuita debido a la explotación naturalizada sobre nuestros cuerpos. ¿O cómo creen que se sostiene el capitalismo? ¿Quién hace tu ropa? ¿Quién limpia tus calles? ¿Quién alimenta a los trabajadores? Exacto, esto lo hacen las mujeres, que nacen en contextos empobrecidos en sociedades jerarquizadas, la producción de tantas trabajadoras (y trabajadores) es un tema de índole económico.
– Para el día de hoy amanecemos en México con una nota que avisa que tenemos el primer lugar en embarazo de mujeres niñas y adolescentes en todo el mundo. Algunas feministas consideran que esto es producto de una mala educación, lo que yo veo son políticas neoliberales muy claras, en este tiempo que vivimos las más jóvenes (racializadas y empobrecidas) serán obligadas a parir porque para 2050 según estimaciones del Banco Mundial, la población latinoamericana corría el riesgo de tener una gran población adulta mayor y si envejecemos ¿quién llenará las filas del narco, las filas de las redes de trata, la explotación en las maquiladoras? No es un negocio ¿cierto? quedarse sin el producto que exportas que es la explotación humana, así que por eso veremos estos años cifras y cifras de niñas embarazadas y ante esto, las feministas tenemos mucho qué hacer. Ahora bien, en este panorama ¿por qué te opondrías al aborto? ¿Quién desde una conciencia feminista decidiría que su lucha es a lado de los intereses económicos de los hombres que están forzando embarazos y no a lado de las mujeres que a pesar de toda la educación patriarcal quieren abortar?
– Para cerrar, yo tengo mis reservas en considerar que es la única lucha como algunas pudieran llegar a creer. ¿Por qué digo esto? Porque si no cambia la estructura que es el patriarcado, éste vuelve a comerse las reivindicaciones feministas. He acompañado en los últimos años muchos abortos en un contexto donde está despenalizado hasta la semana 12 (ciudad de méxico), he acompañado en clínicas gratuitas y también en hogares, y el aborto en muchos casos fue una dádiva para los hombres para seguir violando mujeres. Lo vi, lo escuché, lo sentí, a mí nadie me lo cuenta. Con aborto o sin aborto, las violaciones continúan, la diferencia es que con el aborto no hay un embarazo de por medio y las posibilidades para esa mujer se amplían, en teoría, pero aquí es donde entra el trabajo de las mujeres. Por eso las radicales luchamos además por la abolición de la heterosexualidad, escapar al coito que siempre es forzado y encaminarnos al amor entre mujeres. Pero entendemos que vamos lento pues esto es un sistema de opresión y al serlo la violencia no la elegimos, la padecemos y salir de ahí conlleva lucha colectiva que tiene que iniciar de alguna manera, por eso no nos frenamos de seguirle diciendo al aire para que lo tome quien pueda, que alesbianarnos es una posibilidad, por eso no nos frenamos en trabajar con grupos exclusivos de mujeres para ir dibujando respuestas.
De mientras, hacer lo posible para que las mujeres no mueran por un aborto inseguro es y seguirá siendo una victoria feminista.
¿A qué te refieres con «abolición de la heterosexualidad»?