Ciudad de México, 15 de abril 2019.- Con el hastag #MeTooMx, en tan sólo 15 días, medio millón de tuits pusieron en las redes sociales una conversación histórica y necesaria para las mujeres en México: denunciar la violencia que enfrentan, sobre todo la violencia sexual, esta vez, en sus lugares de trabajo y estudio. Aunque aún no se tienen avances legales para castigar los más de 2 mil casos registrados ante la Comisión de Derechos Humanos de la CDMX, muchas mujeres reconocieron por primera vez esos abusos en su historia personal y ahora buscan cómo evitar pasar por algo similar, lo que representa la única ganancia certera de los últimos días ante semejante injusticia.
Según el portal Me too Risign, (desde donde se pueden seguir virtualmente y en tiempo real todas las denuncias que se realizan en el mundo, con el hastag #MeToo) tan sólo entre el 21 de marzo y el 4 de abril pasados, 230 mil personas hablaron sobre estas violencias en las redes sociales en México.
La mayoría de los agresores denunciados, así como las empresas, medios de comunicación y demás organizaciones y supuestos defensores de derechos humanos involucrados, no han dado respuesta sobre qué harán para evitar que esta impunidad siga. Ha sido tal la indiferencia institucional ante las denuncias que, las integrantes del movimiento MeTooMx pidieron a las distintas autoridades, empresas y asociaciones civiles que el próximo 6 de mayo a las 10 de la mañana informen sobre cómo piensan atender los miles de casos ya acumulados, y las normativas que tomarán para evitar que sigan.
“Este fenómeno colectivo lo que nos permite es nombrar aquello que ha sido silenciado, no sólo por generaciones sino por siglos. Si lo silenciaron llamándolo o histeria o locura, pero de pronto está teniendo otro nombre y creo que esto es una foto histórica invaluable”, explicó en entrevista la doctora y docente Karina Vergara, sobre el movimiento #MeToo.
Una periodista, quien desde hace 10 años realiza coberturas de derechos humanos sobre desapariciones forzadas, feminicidios e infanticidios escribió este testimonio sobre el #MeToo para reflexionar sobre cómo pese a su trabajo en la cobertura de todas estas historias violentas, no pudo reconocer en su propia historia el abuso, hasta hace unos días, cuando leyó los demás testimonios de muchas de sus compañeras.
“El #MeToo me sirvió para reconocer las propias violencias que he vivido. Y que, además, había normalizado.
Me sentí tan identificada cuando leí testimonios de abuso sexual, aún cuando sí accediste finalmente a la relación sexual; o cuando el mote de “amigo sexual”, da permisividad al otro para tratarte como un objeto.
El reconocer estas violencias fue transgresor, porque tuve que admitir que también las he consecuentado. Y decidí después de dos semanas fatales–posteriores a la ola de denuncias confidenciales–, hacerme cargo, asumir una postura al respecto, y separarme de tajo de quienes me violentaron.
Con el MeToo le pusimos nombre a los abusos. Visibilicé un hilo conductor en las relaciones sexo-afectivas tramposas, cuando desde una posición vertical, una pareja informal determina cuándo, cómo y en dónde. Siempre me he considerado una mujer liberal, y es a partir de allí, que reconocí también que siempre me responsabilicé de una relación sexual a fuerza sin condón, aunque yo hubiese dicho previamente que no; un agachón de cabeza ante un: te falta preparación, ¿ante qué?, ¿sobre qué tema?; o reiterar constantemente lo que el otro piensa que en ti está fallo, está mal, sólo porque él lo piensa. Es terrible. Contribuye, sin darte cuenta, a volverte insegura, en muchos casos.
Solapé a amigos abusadores, violentos, machistas; muy probablemente seguiré conviviendo con varios, pero ya desde la consciencia, sin desconocimiento sobre qué podría yo hacer sí no cambian: no lo espero. Ahora mi apuesta es con otras mujeres, surcando caminos para encontrar verdadera igualdad de derechos: construir un mundo donde no seamos oprimidas, otra realidad.”
Karina Vergara, quien es un referente del lesbofeminismo en México, habló sobre estos procesos que la cultura ha negado a las mujeres la posibilidad de darle un significado propio a su sexualidad y concebirla, incluso, de manera placentera.
“No sólo en el tema de la violencia sexual, el feminismo ha servido históricamente para nombrar estos abusos”, dijo Karina, y detalló que cuando realiza círculos de estudios feministas, las mujeres logran reconocer varias violencias de su vida solo tras compartirlas.
“Cuando estamos definiendo que el trabajo doméstico es una explotación del trabajo de las mujeres, las mujeres abren los ojos, les brillan los ojos, abren la boca, y dicen ‘ahhh, así se llama esto’, yo no les estoy diciendo nada novedoso, ellas saben que su trabajo ha sido explotado, lo sienten, lo viven en el cuerpo, saben que no son remuneradas, saben que están en una situación de vulnerabilidad. Pero es hasta que tiene un nombre que se vuelve algo asible. Lo mismo pasa con otras violencias: el chantaje, el gaslight…”
El pasado 11 de abril, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México realizó el Foro Me Too, para analizar las denuncias realizadas en los últimos días, así como las necesidades y aprendizajes que hay pendientes tras conocerlas. Legisladoras, servidoras públicas y profesionistas que han participado en la creación de la Ley General de Accesso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, la Ley General de Víctimas, así como la promulgación de la Ley para la Igualdad entre Hombres y Mujeres, explicaron porqué las víctimas tienen derecho a realizar las denuncias de una forma anónima, sin que esto impida que los agresores sean castigados. Y que también es obligación de las autoridades atender las denuncias presentadas.
La senadora Angélica de la Peña explicó que uno de los propósitos de la creación de Ley General de Víctimas fue garantizar el respeto de la buena fe de los denunciantes, y no poner su palabra duda.
“Cuando las víctimas tienen que enfrentar a las autoridades, en el sentido de que no hay pruebas, no presentaste tu denuncia, es tu voz contra una inminencia … Me parece que esa parte queda muy claramente definida en la Ley de Atención a Víctimas cuando dice que hay que creerle a la víctima, que hay que configurar ‘la buena fe’ por parte de las autoridades para, en primer lugar, creerle a la víctima.»
«La víctima no tiene que ser revictimada en el sentido de que puede estar mintiendo o movida por otro tipo de situaciones, como eso de que pueden estar enojadas o ser producto de relaciones pasadas”, dijo la senadora y agregó que este marco legal debe ser respetado en todo el país y que es la CEAV quien debe determinar qué medidas cautelares necesitan las víctimas.
La abogada Patricia Olamendi aseguró que, aunque desde hace 30 años el hostigamiento sexual es un delito en México, el discurso machista institucional sigue intacto, “el sistema de justicia penal está negado, es un tipo penal que casi no tiene sentencia y no tiene jurisprudencia. El poder judicial se ha negado asumir, y apenas estamos a punto de ganar un caso”, y advirtió que recién en 2017, la CNDH reconoció este delito como una violación a los derechos humanos.
Aunque lo expuesto en el Foro MeToo sirvió como argumento para exigir que las autoridades atiendan todas las denuncias presentadas, incluso anónimamente, Karina Vergara consideró que el movimiento #MeToo no debe limitarse a denunciar sólo lo contemplado por las leyes patriarcales.
“Que desde tu legalidad patriarcal no lo hayas clasificado porque no te interpelaba, no quiere decir que no exista. El que no esté catalogada en un código no quiere decir que no sea lesivo”.