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El desigual mundial de fútbol femenil 2019

Ana Patricia Spíndola Andrade

La Copa del Mundo Francia 2019 fue histórica. Para algunas selecciones, marcó un punto de quiebre en cuanto a lo que era y lo que será el fútbol femenil a partir de este momento. Equipos como España y Holanda llegaron a instancias que antes no habían alcanzado, resultado del apoyo al fútbol femenil que poco a poco ha incrementado en sus ligas y sus federaciones.

Resultados como el 13-0 de Estados Unidos contra Tailandia o el empate sin goles de Argentina ante Japón también marcaron un momento en la historia del fútbol femenino. En el caso de las primeras, fue el mayor margen de victoria en una Copa del Mundo (tanto varonil como femenil); para las segundas, fue la primera vez que sumaron un punto y lo hicieron ante el que en ese momento era subcampeón mundial.

Por otra parte, el mundial en Francia rompió récords de audiencia y de asistencia. En Francia cerca de 12 millones de televidentes disfrutaron del torneo, mientras que en Inglaterra la cifra estuvo alrededor de los 9 millones de espectadores. Lo anterior sin contabilizar las personas que vieron la final entre Estados Unidos y Holanda.

En cuanto a la asistencia, el total de asistentes (un millón 132 mil 312) no superó la cifra récord de Canadá 2015 (un millón 353 mil 506 asistentes). Sin embargo, en esta ocasión la asistencia estuvo más repartida y no fueron solo algunos los partidos que tuvieron gran cantidad de aficionados en las gradas. En promedio, los estadios estuvieron llenos al 74 por ciento de su capacidad y en 24 juegos, incluida la final, se vendieron todas las entradas.

Argentina vs. Japón | Fuente: Marca

La diferencia económica con el varonil todavía es enorme

El fútbol femenil ha tenido un crecimiento evidente. Si la afición ha incrementado con relación a otros mundiales no es solo por la difusión que se le ha dado, sino porque el espectáculo es cada vez mayor. Además del caso de Argentina, que mantuvo el empate sin goles ante Japón, se dieron otros partidos en los que selecciones que no solían ser protagonistas lograron plantarse ante grandes y más experimentados equipos.

Tal fue el caso de España, que peleó con dignidad ante Alemania en la fase de grupos y Estados Unidos en octavos de final. O el de Nigeria, que estuvo a punto de sumar un punto ante las anfitrionas en la última jornada de la fase de grupos, pero que cayó por la mínima diferencia con un penal que generó polémica y opiniones encontradas.

A pesar de este crecimiento y el desarrollo al fútbol femenil que algunos países han impulsado, sigue siendo enorme la diferencia de los beneficios y el reconocimiento que reciben los hombres respecto a lo que obtienen las mujeres que se dedican profesionalmente al fútbol. Tan solo el monto que la FIFA entregó a las participantes pone en evidencia el largo camino que todavía queda por recorrer.

En el mundial de Canadá 2015, la FIFA repartió 15 millones dólares mientras que este año el monto fue de 50 millones, de los cuales 8.48 millones se entregaron a los clubes que prestaron a sus jugadoras. La campeona Selección de Estados Unidos recibirá 4 millones de dólares, mientras que el año pasado, en Rusia 2018, la Selección Varonil de Francia recibió 38 millones de dólares por su campeonato.

El monto que el equipo galo recibió no solamente es cercano al total de lo que se repartió entre todas las selecciones femeniles este año, sino que es casi diez veces más de lo que le entregaron al equipo de las barras y las estrellas en su categoría femenil. Al respecto, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, aseguró que para el mundial del 2023, con sede por definir, intentarán duplicar la bolsa y buscarán elevar la inversión global de la FIFA destinada al desarrollo del fútbol femenino.

No obstante, el problema no está solamente a nivel de federaciones y de la FIFA. Hay países en los que las Ligas han puesto poco esmero en promocionar y desarrollar el fútbol femenil. En Alemania, los asistentes a los partidos de la Bundesliga femenina rara vez supera los dos mil aficionados, a pesar de que la selección tiene dos títulos mundiales y ocho europeos.

Además, en territorio germano el salario promedio de los jugadores es de un millón 616 mil 74 euros, mientras que el de las futbolistas es cercano a los 38 mil 766 euros; apenas el 2.3 por ciento. A nivel global, Ada Hegerberg, la jugadora mejor pagada en la actualidad, gana 249 veces menos que lo que en un año recibe Lionel Messi, el futbolista mejor pagado del planeta hasta la temporada pasada.

La delantera noruega, que precisamente renunció a su selección como protesta por la falta de igualdad y equidad que hay entre las selecciones varoniles y femeniles, recibe 400 mil euros al año con el Olympique de Lyon. Messi recibe 99.6 millones de euros por temporada solamente en concepto de su sueldo con el Barcelona; a eso habría que añadirle lo que recibe por premios e ingresos publicitarios.

Nigeria vs. Corea | Fuente: Marca

Ventas vs. salarios

A pesar de las evidentes diferencias entre las condiciones para mujeres y hombres que practican de manera profesional el fútbol, los reclamos de las jugadoras pasan desapercibidos para muchos. Con el argumento de que el femenil no vende como el varonil, hay quienes siguen defendiendo que las instituciones no han hecho un esfuerzo por otorgar un mejor sueldo a sus jugadoras.

Sin embargo, aunque señalan que no venden igual, tampoco se hace un esfuerzo para que haya una mayor exposición del fútbol femenino. Las playeras de las jugadoras pocas veces se ofrecen en las tiendas, en muchas ocasiones se les da poca difusión a sus partidos; los horarios de los juegos no favorecen que la afición asista, y muchas no juegan en estadios profesionales, entre otras situaciones.

Además, la diferencia va más allá de cuánto vende el fútbol femenil. En este verano, el jersey de la Selección Femenil de Estados Unidos se convirtió en la más vendida de Nike, por encima de las playeras del PSG, Barcelona y Atlético de Madrid. También superó la venta de jerseys del uniforme de la Selección de Francia, campeona el año pasado en la Copa del Mundo Rusia 2018.

A pesar de esa situación, hasta este año, el salario base de las jugadoras norteamericanas es aproximadamente 30 mil dólares menos que sus contrapartes masculinas. Además, sus bonos por participar en un mundial son muy inferiores: 15 mil dólares contra los 55 mil que les dan a los hombres. Mientras que las mujeres no se han perdido una sola Copa del Mundo, los hombres no asistieron a Rusia 2018, después de siete participaciones consecutivas.

La diferencia más alarmante es el premio que se le entrega a ambas selecciones estadounidenses por su participación mundialista. Mientras que a los hombres les dieron 5.4 millones de dólares tras quedar fuera en octavos de final en el mundial del 2014, a las mujeres solo les entregaron 1.7 millones tras ser campeonas en Canadá 2015. Esa es una de las razones por las que el equipo femenil puso en su momento una demanda colectiva contra la Federación de Futbol de Estados Unidos.

Marta Vieira da Silva | Fuente: Grupo Fórmula

Exposición limitada y poco espacio para el fútbol femenil

El trato desigual no se reduce a la diferencia de salarios y de primas que se entregan a hombres y mujeres. Las malas condiciones para entrenar, vuelos en clase turista mientras que los hombres viajan en primera clase, poca calendarización de partidos amistosos, y otras situaciones son las que reclaman las jugadoras a sus federaciones.

En esta ocasión, uno de los reclamos fue la poca importancia que se le dio a la Copa Mundial, que se empalmó en calendario con la Copa Oro y la Copa América, torneos regionales de la Concacaf y la Conmebol, regionalmente. Durante el torneo no hubo mayor problema con que algunos días se empalmaran los juegos; no obstante, la inconformidad entre varias jugadoras se dio porque las finales de los tres torneos se programaron el mismo día.

Alex Morgan y Megan Rapinoe, jugadoras de la Selección de los Estados Unidos, criticaron esta decisión al igual que la directora técnica del equipo de las barras y las estrellas, Jill Ellis. “Es un poco ridículo tener otras dos finales el mismo día” declaró Morgan el año pasado en entrevista con Sports Illustrated. “Nosotras nunca programaríamos algo tan importante en el día de la final de la Copa Mundial varonil. Me encantaría ver que tengamos un día para nosotras”.

Por su parte, Rapinoe calificó la coincidencia como ridícula y decepcionante. La capitana de las estadounidenses mencionó que el día de la final de un mundial debería ser un día en el que se cancela todo. Las críticas no se hicieron esperar y muchos señalaron que la jugadora solo quiere que todo gire en torno a ella cuando su única exigencia, al igual que la de Morgan y otra de sus compañeras, es que haya un día en el que el fútbol femenil tenga los reflectores que merece.

No obstante, lo que aficionados y usuarios opinen en redes pasa a segundo plano cuando son los mismos directivos quienes no le dan importancia que merece al fútbol femenil. A pesar de tener el aviso con un año de anticipación, tanto la Concacaf como la Conmebol decidieron programar la final el mismo día y a partir de ahí organizar el resto del calendario.

Para el presidente de la Concacat, Víctor Montaglini, esto se debió a un error burocrático y nada más. Según el directivo, cuando se dieron cuenta de que los partidos serían el mismo día, ya no había nada que hacer. “Para el momento del descubrimiento, no podíamos movernos operacionalmente. Entiendo que existe un problema, pero hemos vendido boletos. Era demasiado tarde”.

Además, para Montagliani tener tres finales en un mismo día sería algo especial para los aficionados, con un día lleno de fútbol. Sin embargo, este argumento contradice la otra declaración del presidente de la Concacaf, que reconoció que los tres juegos quedaron el mismo día por una falla en la organización y no porque de manera deliberada los directivos buscaran ofrecer una cartelera completa a los espectadores.

Lo anterior demuestra que sigue existiendo cierto desinterés en el fútbol femenil por parte de las federaciones y las organizaciones encargadas de regir el deporte. De tal manera que, mientras en el discurso aseguran que fomentarán el crecimiento del fútbol femenil, los cambios se dan de manera superficial sin implementar acciones que tengan un mayor impacto de fondo.

Megan Rapinoe | Fuente: REUTERS

Francia 2019, el punto de partida para mejorar

Mas no todo está perdido para las mujeres. El incremento de audiencia en la Copa del Mundo Francia 2019 demuestra que, contrario a lo que muchos afirman, el interés en el fútbol femenil sí ha aumentado en ciertos sectores y hay afición que cada día lo consume más. Estados Unidos, debido a que los resultados de la selección femenil son mejores que los de la varonil, es uno de los países donde más ha incrementado la audiencia.

De acuerdo con el diario El Economista, el Mundial Femenil dominó las audiencias durante el verano, por encima de la Copa Oro y la Copa América. Con esto en consideración, la cadena Fox Sports apostó por adquirir los derechos de transmisión del torneo en esa región, con más de 800 horas de transmisión de los 52 partidos del certamen.

En la televisión no fue la única apuesta que hicieron los estadounidenses. Medios como New York Times y Sports Illustrated apostaron por hacer una cobertura amplia del torneo. También en España, cuya selección participó por segunda ocasión en un mundial y llegó hasta octavos de lugar, los medios de comunicación le dieron seguimiento a la Roja. Según datos de El País, 22 medios se desplazaron a Francia, superando los 4 que viajaron a Canadá 2015 y los 6 de la Eurocopa en 2017.

La cuestión mediática no es la única que tuvo mayor impacto este año en el mundial femenil. El presidente de Italia, Sergio Mattarella, recibió a la selección cuando regresaron después de su eliminación ante Holanda. Las italianas clasificaron a Francia 2019 luego de 16 años de ausencia y llegaron hasta cuartos de final instancia a la que solamente habían llegado en China 1991, cuando era menor el número de selecciones participantes.

En Inglaterra, el partido contra Estados Unidos batió récord de audiencia en un partido de fútbol femenil (8 millones 819 mil espectadores). En Alemania, 7 millones 900 mil personas vieron el duelo ante Suecia, la mayor audiencia en fútbol femenino desde 2013 y la máxima en un mundial desde 2011. Y como estos, otros récords de audiencia se impusieron en distintos puntos del orbe, sobre todo con selecciones que superaron la fase de grupos.

El presidente de la FIFA ampliaría a 32 las selecciones participantes en el mundial del 2023, cuya sede se elegirá el próximo año. Además, Infantino tiene el deseo de crear un Mundial de Clubes femenil a partir del 2020, así como una Liga de Naciones femenina. Las promesas ahí están; ahora dependerá de los clubes y las federaciones que el impulso que el fútbol femenino encontró en Francia 2019 no se estanque y siga en ascenso.

Holanda vs. Estados Unidos | Fuente: REUTERS

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