Por Angélica Jocelyn Soto Espinosa
Ciudad de México, agosto 2018.-
Las mujeres muralistas de México se expresaron en lienzos a gran escala sobre la educación, la naturaleza, su cotidianidad, las luchas sociales, las emociones, la historia, los sueños y la política; y aunque famosos pintores intentaron desaparecer su obra, ellas lograron que su plástica sobreviviera muchos años después de haberlas creado.
El muralismo en México, tal vez la expresión artística por la que más se conoce a este país, tuvo desde sus inicios a representantes mujeres. Sin embargo, por oposición expresa de Siqueiros, Rivera y Orozco, varios de los recintos más importantes de la Ciudad de México no tienen ningún mural pintado por las artistas.
Durante este boom de la plástica mexicana ellas no eran elegidas para ocupar cargos en las instituciones artísticas, la administración pública no les encargaba proyectos ni les financiaba, y se les relegaba como ayudantes de los pintores, de acuerdo con varios estudios históricos que se revisaron para este listado.
En otros casos, las obras fueron inexplicablemente borradas o trasladadas a lugares menos visitados de la capital, como hospitales y escuelas. Actualmente, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que posee 10 murales –antiguos y modernos-, no tiene ninguno que haya sido pintado por una mujer. Tampoco el Palacio de Bellas Artes, ni el Antiguo Colegio de San Ildefonso.
¿Dónde están los murales que pintaron las mujeres?
Aurora Reyes Flores, las maestras (1908-1985)
Su obra: Pintó siete murales en la ciudad de México en distintas épocas. Entre ellos, Atentado a las maestras rurales (1936), que se ubica en el Centro Escolar Revolución, en la estación del metro Balderas en la ciudad de México. Muchos otros están el auditorio 15 de mayo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, también en esta capital.
Sus temas: educación y cultura.
El dato: Uno de sus murales (creado en 1945, transportable y de 12 metros cuadrados) hablaba sobre el uso del rebozo y la mujer mexicana, pero desapareció inexplicablemente en un stand de una feria ganadera de la Confederación Nacional Campesina.
María Izquierdo Gutiérrez, los colores (1902-1955)
Su obra: Pintó los murales La Música (1946) y La Tragedia (1946), que ahora se encuentran en el auditorio Dr. Báez en la Facultad de Derecho en Ciudad Universitaria, en la Ciudad de México, pero que estuvieron guardados por casi 20 años en una iglesia en Jalisco donde sufrieron daños irreversibles. Ahora, 36 de sus piezas piezas forman parte de la Colección Andrés Blaisten que puedes consultar en línea.
Sus temas: cultura popular, retratos, ensoñaciones, mujeres y arte circense. Su obra destaca por la proliferación de colores vivos.
El dato: En 1945 fue contratada para pintar un mural de más de 200 metros en la sede del Gobierno del Distrito Federal, pero -según denunció públicamente- se le rescindió el contrato y se le asignó a Siqueiros. Esta decisión se tomó luego de que el pintor, respaldado por los otros dos famosos, dijera que la artista no poseía la capacidad para hacer un mural. De acuerdo con una investigación de su obra, “el conjunto de los dibujos que quedaron como parte del proyecto demuestran que María Izquierdo no iba a contar la historia oficial de los héroes y el progreso de la ciudad; su interés era expresar la fortaleza del espíritu y las aspiraciones de las mujeres de su época”.
Elena Huerta Muzquiz, el mural más grande (1908-1997)
Su obra: Inició en el arte durante los años 30. Fue pintora y grabadora, integrante del Partido Comunista de México y del Taller de Gráfica Popular. En 1973 se le pidió que hiciera un mural sobre 400 años de historia en Saltillo, su ciudad natal, para el Centro Cultural Vito Alessio Robles. Pidió que para ello se le concediera cada muro del recinto y así plasmó un mural de 450 metros cuadrados, el más grande que haya pintado una mujer en aquella época. El mural incluye en toda la historia, la vida y obra de las saltillenses.
Sus temas: Mujeres en la historia de México, educación, comunismo y vida rural
El dato: Su primer proyecto sería un mural en el Instituto Nacional de las Ciencias y las Artes en Saltillo, pero tuvo objeciones porque el director no estaba de acuerdo con su actividad política. Luego, la Universidad Autónoma Agraria, también en Saltillo, le pidió un mural para un auditorio. Ahí pintó La escuela en el campo, pero no se le pagó por su obra.
Leonora Carrington, las diosas (1917-2011)
Su obra: Pintó 2 murales. Uno de ellos es La vigilante del laberinto (o Minitauro) (1964-1967), que representa a una mujer con cuerpo de caballo y se ubica en un la que fuera la antigua casa del también artista Edward James en el pueblo de Xilitla, en San Luis Potosí, ahora convertida en un hotel; y el otro es El mundo mágico de los mayas (1963), que está en una de las salas del Museo Nacional de Antropología.
Sus temas: diosas, sueños, civilizaciones antiguas, animales y naturaleza.Es conspicua de la corriente surrealista en México.
El dato: En la década de los 50 se le pidió que pintara el mural para vestíbulo principal del Edificio de Hospitalización de la Unidad de Cancerología del Centro Médico Nacional. Ella cobró 10 mil pesos por el anteproyecto, y Siqueiros 100 mil. Al final se asignó el proyecto al pintor.
Fanny Rabel, las niñas (1922-2008)
Su obra: Entre 1964 y 1965 realizó el mural Ronda en el tiempo, de 50 metros cuadrados, ubicado en el Museo de Antropología e Historia y que muestra a la infancia a lo largo del tiempo. También pintó murales para el Hospital Infantil de México, el Registro Público de la Propiedad y el Comercio, el Centro Deportivo Israelita, así como la Imprenta Artgraf.
Sus temas: infancia, luchas sociales, mujeres y desigualdad.
El dato: Cuando era más joven participó, junto con Frida Kahlo y otros pintores varones, en los murales colectivos de la pulquería La Rosita, que se demolió; y en Casa de la Madre Soltera “Josefa Ortiz De Domínguez” (hoy Parque Frida) y cuyos temas eran el trabajo, la “liberación de la mujer”, la fraternidad, y las condiciones de vida de las mujeres lavanderas. Estos últimos murales también desaparecieron.
Isabel Villaseñor, la primera (1909-1953)
Su obra: Hasta donde se tiene registro, sólo pintó un mural pero se le conoce por sus obras en grabado, pintura y dibujo.
Sus temas: trabajo del hogar, maternidad, mujeres y vida cotidiana.
El dato: Es considerada la primera mujer que pintó un mural, ya que en 1929 (en los inicios de esta plástica) junto con el pintor Alfredo Zalce, pintó los muros externos de una escuela rural en el pueblo de Ayotla, ubicado en los límites de Tlaxcala y Puebla. La obra desapareció por el tiempo y falta de cuidados, y no se tiene registro de su temática ni de su ubicación exacta.
Muchas gracias por tan valiosa e interesante publicación.