30 de abril, Ciudad de México, 2019.- Conocimiento, tecnología, deporte, arte y mucho trabajo no pagado son algunos de los varios aportes de las niñas a un país como México, donde ellas representan una cuarta parte de su población.
En 2017, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) estimó que las labores del hogar no pagadas que realizaron las niñas de entre 5 y 11 años aportó al Producto Interno Bruto seis mil cuatro pesos por persona, pero sin que ellas recibieran un solo peso por esa actividad.
Esto incluye cuidados de personas enfermas, animales y de otras niñas y niños; preparación de alimentos, limpieza de hogares; actividades de mantenimiento y servicios gratuitos a la comunidad.
Ésas son las actividades por las que ellas no reciben paga pero que contribuyen al sostenimiento de los hogares y a la producción de bienes y servicios de auto consumo.
Por ejemplo, en el campo, ellas además participan en la agricultura, recolección de agua y leña, cuidado de animales y reforestación de los árboles. Sin embargo, además se ocupan en actividades sí remuneradas que contribuyen todavía más a la economía del país.
En 2017, un millón 190 mil 400 niñas de cinco a 17 años trabajaron como comerciantes o empleadas de comercios establecidos; trabajadoras o ayudantas industriales o artesanales; y una de cada 10 trabaja en “servicios domésticos” y como vendedoras ambulantes.
Tres de cada cuatro niñas trabajadoras se emplearon en ocupaciones “no permitidas”; es decir, aquellas en las que es ilegal el trabajo infantil, ya sea por la edad de la niña, el lugar (bares, cantinas, minas, donde hay sustancias tóxicas, construcción, etc), horarios nocturnos o jornadas extenuantes, entre otras condiciones peligrosas para su salud y su integridad.
Este dato no incluye el delito de trata de personas para fines de explotación sexual comercial y trabajo forzoso, donde (según se sabe por investigaciones periodísticas) se esclaviza a miles de niñas en el país.
La gran mayoría de las niñas también se ocupó en tareas del hogar “no adecuadas”, según INEGI; es decir, las actividades de cuidados, limpieza y alimentos que son riesgosas por el uso de químicos tóxicos; transporte de cargas pesadas; manipulación de objetos peligrosos, como cuchillos u ollas calientes; alimentación y alojamiento insuficientes o inadecuados; y trato humillante o degradante, incluyendo violencia física o verbal e incluso abuso sexual.
“El trabajo de menores en la esfera doméstica es considerado una de las peores formas de trabajo infantil; en él confluyen diversas violaciones a sus derechos, como el alejamiento del entorno familiar, trabas a la educación, falta de contratos, y prevalencia de horarios excesivos. A lo que en muchos casos se suma la exposición a riesgos de salud y accidentes laborales en cocinas o espacios de cuidado no aptos”, reconoció la Secretaría de Trabajo y Previsión Social.
El 58.2% de estas niñas cubrió una triple jornada, ya que combinan el trabajo con la realización de quehaceres en el hogar y estudiar. Y es que, pese a estas ocupaciones, ellas mantienen una tasa de 90% en matriculaciones de nivel secundaria, un porcentaje 10 puntos mayor que el de los hombres.
Aunque según Naciones Unidas en la vida adulta sólo 30% de quienes se dedican a la ciencia e ingenierías son mujeres, las niñas actualmente producen inventos tecnológicos y conocimientos útiles para la sociedad.
Por ejemplo, marzo pasado, una niña chiapaneca de 8 años ganó un premio de ciencia nuclear porque inventó un calentador solar para que las personas en condición de pobreza puedan tener agua caliente.
Además, según medios locales de Coahuila, también en marzo de 2019 dos alumnas obtuvieron el primer lugar en la Feria de Ciencias y Creatividad 2019 por haber creado un dispositivo que podría evitar el robo o secuestro de niñas y niños.
En abril de 2018, tres niñas morelenses ganaron el Campeonato Nacional en Robótica, donde compitieron contra tres mil 600 concursantes de todo el país.
Una de ellas declaró: «estudiar robótica abrió mi mente, mis pensamientos y mis expectativas del mundo, así como mi nuevo interés por la ciencia y la tecnología, por lo que yo, cuando sea grande, quiero ser doctora en ciencias, en física o mecatrónica, porque me gustaría ayudar a la sociedad a resolver sus problemas diarios para que tengan una mejor vida».
Este 2018, las niñas también destacaron en la literatura. Dos estudiantes de sexto año de primaria e indígenas rarámuris de la sierra de Chihuahua obtuvieron el primer lugar del 19º Concurso Nacional “Las narraciones de niñas y niños indígenas y migrantes” por sus textos: “Me siento orgullosa de ser indígena mexicana” y “Soy Mireya, así es mi vida».
Y en el deporte, un equipo de Basquetbol conformado por niñas de Puebla, San Pedro Cholula, Tehuacán, San Martín Texmelucan y una de Tlaxcala ganó el primer lugar en el festival internacional que congregó a nueve mil niñas y niños de siete países en Argentina.
Todo esto en medio de un contexto de violencia, desaparición, embarazos y matrimonios infantiles, y abusos sexuales que para nada las favorece.