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Alicia goleadora: el fútbol femenil mexicano hace 50 años

Angélica Jocelyn Soto Espinosa

“Le pasan la pelota a Tere; Tere la pasa a Peque; Peque se mete en el área y la tira. El árbitro marca penal. Paty Hernández lo tira… ¡Gol! 1 a 0. Otro: 2 a 0. Y seguimos jugando”

Alicia Vargas tenía 14 años cuando jugaba cascaritas en las calles de la Ciudad de México con sus vecinos. A su mamá no le gustaba mucho, pero pensaba que mientras también estuvieran sus hermanos no había problema. De eso hace ya casi 50 años.

En ese entonces, Alicia no sospechaba que ese juego callejero sería la antesala de su participación en el primer Campeonato Mundial de Fútbol Femenil, se celebró en Italia en 1970. Esa competencia la convertiría en la campeona de goleo entre todos los países competidores y, años más tarde, en la tercera mejor jugadora de fútbol de todo el mundo.

Fotografía: Itzel Avendaño

De las cascaritas a la liga organizada

De madre trabajadora del hogar y padre comerciante, Alicia supo desde adolescente que lo suyo era el deporte y en específico el fútbol. Empezó con bote pateado y luego jugaba cascaritas cada tarde con los vecinos de su colonia y sus hermanos.

Escuchó por ahí que la Liga América, única que entrenaba a mujeres, había formado un grupo que representaba al Guadalajara, su equipo favorito.

Le pidió a su familia que la llevara a un partido femenil en el que se enfrentarían América y Guadalajara. Alicia pensó que los equipos se formaban ese mismo día y tenía la intención de pedir que la dejaran jugar; sin embargo, cuando llegó nada fue como esperaba: el partido fue en un tutelar para menores, las jugadoras no llevaban ningún uniforme oficial del Guadalajara y el equipo ya estaba conformado.

Fuente: La Vanguardia

De todos modos ella se acercó a los vestidores, habló con los entrenadores y consiguió que la dejaran entrar cinco minutos. Le dieron el lugar de otra jugadora, quien intercambió con Alicia su short y unos tenis.

Con el calzado apretado porque era un número menor, Alicia salió al campo en la posición de defensa. Con ayuda de uno de sus pases, una de las delanteras metió el gol que les dio el gane y Alicia consiguió entrar formalmente al equipo.

Italia

Apenas unos meses después de que Alicia inició su entrenamiento formal, la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) organizó el Primer Campeonato de Fútbol Femenil. Invitó a México a participar, pero éste era un país donde la industria futbolística no apostaba ni un peso a la preparación profesional de las mujeres y no tenía un equipo preparado.

La Liga América hizo una selección primero de 25 y luego de 16 jugadoras, las cuatro mejores de cada equipo. Entre ellas quedó Alicia. En su foto de presentación no tenían uniforme. Fueron de blusa blanca ¿con faldas negras de diferente tipo, unas salieron con faldas agogo y otras de pastelones.

Además de Alicia, las jugadoras eran Lourdes de la Rosa, Eréndira Rangel, María Eugenia Rubio Ríos,  Patricia Hernández Montoya, María de la Luz Hernández, Silvia Zaragoza Herrera, Yolanda Ramírez Gutiérrez, Bertha Orduña, Martha Coronado Díaz, Paula Pérez, Sandra Tapia Montoya, Elsa Huerta Méndez, Elvira Aracen Sánchez, Irma Chávez Barrera, Cristina García Gómez, Guadalupe Tovar Ugalde, Elsa Salgado Pérez, María Acela Nila Mejía, Paula Pérez Padierna, Rebeca Lara Pérez Tejada, Teresa Aguilar Alvarado, Yolanda Ramírez Gutiérrez, María de la Luz Cruz Martínez y Esther Mora.

Fotografía: Itzel Avendaño

Hubo muy buena química con todas. Todas hablamos el mismo idioma que era el juego, eso te une como selección porque todas queríamos lo mismo, la finalidad es esa: ganar”, dijo Alicia al narrar su historia para La Crítica.

La competencia sería en Italia, pero Alicia no tenía mucho interés en ir. Ella quería quedarse a jugar con sus otras compañeras. También tenía miedo: era la primera vez que un equipo de futbol femenil mexicano jugaría en un campeonato mundial.

Pero la selección mexicana femenil no era reconocida en México y se enfrentaba a muchos estigmas sociales por jugar un deporte ligado a los hombres. En el caso de Alicia, por ejemplo, un párroco de su colonia daba sermones los domingos para advertir sobre los supuestos peligros que ocasionaba que las mujeres hicieran deportes.

“Nunca fue bien visto, por supuesto. Era muy difícil que aceptaran de repente una invasión de mujeres en un un deporte varonil. Pero nosotras no jugábamos contra los hombres, sino al mismo nivel. A pesar del rechazo, el gusto por lo que haces es más grande”, reflexionó Alicia.

El Campeonato 

Al final, Alicia aceptó ir a Italia. Las seleccionadas se fueron sin ninguna remuneración ni cobertura mediática. Sólo llevaban un uniforme que alguien les patrocinó de último momento, un pequeño titular en la prensa que decía “parte la selección mexicana” y las ganas de jugar.

“Nadie creía en nosotras excepto nuestra familia, que nos veía echarle ganas y jugar cada ocho días. Sabían que nosotras lo hacíamos porque realmente queríamos el deporte”, recordó la jugadora.

A sabiendas de la desventaja en la que estaban frente a las jugadoras de los otros países por su poca preparación y por las diferencias físicas, el equipo de mexicanas intentaba levantarse cada día antes que los otros equipos.

Fotografía: Itzel Avendaño

Consiguieron una cancha de terracería en una iglesia y, para entrenar, jugaban contra seminaristas. Este grupo de párrocos les consiguió una bandera italiana a la que le cosieron un escudo del águila para que ellas tuvieran su propia bandera.

Al llegar el Campeonato, el equipo mexicano ganó el primer partido contra las australianas 15 a 0; Alicia hizo cuatro goles y hasta el personal del hotel las celebró dándoles esa noche una cena mexicana.

Al segundo partido, las mexicanas perdieron 2 a 0 contra Italia, el equipo anfitrión, pero se repusieron en los siguientes partidos y finalmente se llevaron el tercer lugar del Campeonato al ganar contra Dinamarca 3 a 2 goles; Alicia hizo un gol más en ese partido, lo que la posicionó como la primera goleadora de toda la competencia.

Luego de varias semanas en Europa, las jugadoras se prepararon para regresar a México. Su plan de festejo era cenar en Garibaldi con sus familias, pero cuando llegaron al aeropuerto, toda la prensa nacional ya las estaba esperando. De un día a la noche se convirtieron en figuras públicas.

El segundo Campeonato

Por el éxito que hicieron las jugadoras, la FIFA decidió hacer el Campeonato del año siguiente en México. Ahora sí tendrían los reflectores encima, uniformes y la posibilidad de entrenar en Ciudad Deportiva, pero no hubo un pago.

Por el contrario, los organizadores cobrarían las entrada de un estadio repleto, los patrocinios y toda la publicidad que las jugadoras estaban recibiendo. De hecho, para garantizar la asistencia a los partidos, se organizó un espectáculo de inauguración: un partido de fútbol entre actrices y cantantes de la talla de Angélica María, Lola Beltrán, Anel, Carmen Salinas, Chachita, Irma Serrano, y otras.

Cuando las jugadoras se atrevieron a exigir una remuneración, la prensa las cuestionó porque eran amateurs y no profesionales.

Fotografía: Itzel Avendaño

A pesar de esto, el equipo salió a jugar. El Campeonato se hizo en el Estadio Azteca y en Guadalajara. México ganó el primero, el segundo y el tercer partido, pero para el juego final el equipo mexicano anunció que no jugaría si no les pagaban o, al menos, que no se cobraran las entradas.

La FIFA no accedió, pero ellas finalmente decidieron salir a jugar porque “el público no tenía la culpa”. México perdió 3 a 0 contra Dinamarca en el juego final.

Ese día se registró el mayor lleno que ha tenido un partido femenil en México hasta ahora, aunque después del campeonato se acabó la difusión para ellas y el mundo de la industria futbolística las olvidó.

2019, las cosas deben cambiar

Luego de ese campeonato, Alicia fue invitada a jugar en Italia pero la joven tuvo que rechazar la oferta porque nunca le hicieron llegar un contrato. Se quedó en el país y se convirtió en maestra de Educación Física. Ya está jubilada y dejó de jugar a los 43 años, después de que se lesionó una pierna.

Alicia, convertida en una mujer de 63 años, sigue amando el futbol femenil, aunque ahora como espectadora, desde donde lamenta que, casi 50 años después del primer Campeonato, las jugadoras mexicanas sigan enfrentando desigualdades salariales y de reconocimiento en este deporte.

“Como todo al principio, a ellas les toca abrir brecha para que otras generaciones disfruten lo que ellas abrieron. Así nos pasó a nosotras. Cómo nos hubiera gustado ser profesionistas y que nos pagaran nuestro sueldo para dedicarnos a esto como un trabajo”, concluyó Alicia.

Fotografía: Itzel Avendaño

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