Por Montserrat Pérez
La muerte se cansó
De contar a diez
Una, dos, tres…
De almas tristes recoger
Cuatro, cinco, seis…
Ellas no merecían perecer
Siete, ocho, nueve…
Y ellos debían desaparecer
Diez.
Alzó su guadaña
Y nunca los vieron otra vez
Las mujeres agradecidas
Cada 2 de noviembre
Le dejaron presentes
Pero para ella era suficiente
Al fin verlas vivas.