Por Montserrat Pérez
Las mujeres que escriben son nuestra historia, son esas huellas que el patriarcado quiso borrar. No importa si las publicaron o no, si escribieron bajo pseudónimos o si no las hemos leído aún. Escribir, como ya lo han dicho tantas otras antes de mí, es un acto revolucionario.
Hoy se celebra a las mujeres escritoras, pero, ¿a cuántas mujeres leemos? ¿Qué opinamos sobre las mujeres que escriben? ¿Dónde están sus escritos? Llevo muchos años leyendo textos de mujeres y cada día me sorprendo de lo increíblemente capaces y talentosas que son. A veces les pregunto si les gustaría algún día ser publicadas o si quisieran compartir sus letras con otras, algunas dicen que sí, otras dicen que no lo habían pensado.
Es imperativo, no, vital leernos entre nosotras, saber que hay mujeres escribiendo cuentos, poemas, novelas, que hay quienes son brillantes para la ciencia ficción y otras que tienen gran habilidad para el ensayo. También están aquellas que jamás harían alianzas con grandes editoriales y ellas solas se publican a través de fanzines o libros cosidos a mano.
Por ahí también andan las que llevan diarios desde temprana edad y no quieren compartirlos con nadie, aunque sean tesoros que contienen un registro de la vida de las mujeres. Están las periodistas que redactan con gran velocidad, que entrevistan a otras, que registran meticulosamente la realidad. Están las historiadoras y las antropólogas que cuestionan y escriben y nos cuentan de otros tiempos, de lugares habitados solamente por mujeres.
Se encuentran también las niñas que se escriben cartas en la primaria y la secundaria, que se dicen unas a otras «te quiero mucho» y las guardan en cajones o las pegan en cuadernos y las acompañan de dibujos y estampitas y colores.
Una de las armas del patriarcado para silenciar a las mujeres ha sido decirnos que no podemos escribir, que se necesita un talento especial, que hay que estudiar bajo los grandes maestrOs, al menos leerlos, memorizarlos, copiarlos. Nos han dicho que las mujeres que destacan en la escritura son contadas, que son la excepción, que lograron ser tomadas en cuenta, a pesar de ser mujeres y NO. Ellos no importa si no tienen un ápice de talento o si su escritura es un cliché, se cuidan y se leen y se dan espacios para leer sus basuras misóginas o burdas y se les dice que son vanguardistas o visionarios. ¡Qué cansado!
Compañeras, Gloria Anzaldúa lo dijo con mayor claridad, pero tenemos que escribir, que no les importe lo que les digan, ustedes escriban y tengan la seguridad de que habrá quienes queramos leerlas.
Gracias por Inspirarnos 🌹
Comencé a escribir desde niña en mis cuadernos mientras la maestra redundaba en un tema. Hoy abrí mi página bajo el seudónimo de Una Tal Lü Rey, escribo porque se me da la gana. Es una catarsis, y disfruto llegar a ciudades y países inimaginables.
Escribimos para alzar la voz, escribimos lo que muchas callan y no se atreven a compartir.
¡Gracias, Gracias, Gracias!