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El llamado a las mujeres del Noreste

Celia Guerrero

Mujeres del noreste del país se encontraron por primera vez, en la ciudad de Monterrey, para reflexionar en torno a los embates del capitalismo patriarcal e intercambiar estrategias de lucha en esa región

Monterrey, Nuevo León.- “La mujer tiene cuatro almas, aguanta todo, trabajo en el campo, trabajo en la casa, trabajo en alguna oficina, y aunque sea explotada tiene que aguantar porque es más fuerte que el hombre. Entonces yo digo, ¿quién dijo o para qué nos hicieron creer que teníamos cuatro almas?”, reflexiona Norma Palma, miembro del Concejo Indígena de Norogachi, sobre los roles de género de los rarámuris, el pueblo indígena predominante en el estado de Chihuahua.

La vestimenta tradicional que porta Norma: una falda de pliegues y blusa holgadas, color morado, con detalles fosforescentes; la hace resaltar entre las asistentes del primer Encuentro del Noreste de Mujeres que Luchan, que se desarrolló durante el tercer fin de semana de marzo en un auditorio de la ciudad de Monterrey. El evento convocó a mujeres diversas de la capital de Nuevo León, pero también de otras comunidades de estados del norte como Chihuahua, Coahuila, Tamaulipas, San Luis Potosí y Durango.

Fotografía: Alejandra de la Fuente

Norma ahonda en la concepción rarámuri: los hombres tienen tres almas, mientras las mujeres tienen cuatro porque son capaces de dar la vida, esa alma extra es la que entregan al gestar a sus hijos.

“Pues sí, está muy bien, somos las más fuertes, las que damos la vida, las que educamos, somos las que siempre salimos adelante… A veces me pongo a pensar ¿qué tan conveniente es esa creencia?”, dice después de participar en la discusión grupal sobre la explotación de las mujeres en el capitalismo.

Espejearnos

La actividad en la que participó Norma fue la segunda en desarrollarse durante el Encuentro y consistió en discutir lo que el movimiento insurgente zapatista ha llamado “las cuatro ruedas del capitalismo”: explotación, despojo, desprecio y represión. A partir de esos ejes temáticos, unas 150 mujeres reflexionaron sobre las consecuencias y posibilidades de luchar por sus derechos dentro ese sistema.

“Nos compramos el modelo wonder woman, es una autoexplotación”, “La explotación es una angustia permanente. Son tantas necesidades que hasta la prostitución devuelve una opción”, “El capitalismo le es útil al patriarcado, permite no tener tiempo para mejorar nuestras relaciones sociales”, “Podemos ir viendo como conclusión que en el capitalismo no existe la liberación de las mujeres”, fueron algunas de las intervenciones en la actividad.

Claudia Muñiz, integrante de la red convocante de Mujeres del Noreste en Resistencias y Rebeldías, dijo que para las organizadoras fue fundamental iniciar el Encuentro reflexionando cómo las mujeres de esa región viven el embate del capitalismo como una invitación a espejearnos en las otras.

Después de todo, tomaron como referencia “las cuatro ruedas” porque la red nació a partir del Primer Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan organizado por las zapatistas en 2018.

Fotografía: Alejandra de la Fuente

‘Ustedes organícense’ fue el llamado de la Carta de las Zapatistas a las Mujeres que Luchan en el Mundo con la que comunicaron que no realizarían el Segundo Encuentro en 2019, en Chiapas, porque no había condiciones, explicó Claudia. Fue entonces que la Red de Mujeres del Noreste decidió organizar el evento regional; lo prepararon de manera exprés en 3 semanas y lo nombraron “Compañera María Elena”, en honor a la mentora de varias activistas locales.

“¿Será que algún día haremos un encuentro en el noreste”, reflexionaron las integrantes de la red que viajaron hasta 24 horas para asistir al que se desarrolló en el sur del país en 2018, relató Claudia. Un año después lo hicieron.

“El Encuentro fue histórico para la ciudad de Monterrey y para el norte de México, donde es difícil —por razones que ya conocemos— que este tipo de eventos se realicen”, dijo. Una semana atrás, el Congreso local aprobaba la reforma a la constitución del estado que criminaliza el derecho al aborto en la entidad.

Acompañarnos

Irma Leticia Hidalgo Rea, presidenta de Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (FUNDENL), habla de forma fluida ante un auditorio de puras mujeres. Pareciera que elabora una cátedra a un grupo de alumnas que, receptivas, escuchan con atención cada una de sus palabras. Sin embargo, conforme Leti desarrolla su exposición, provoca el llanto de varias. Otras dos integrantes de FUNDENL, Luisa Castellano y Paz Flores, la acompañan.

Las tres mujeres, familiares de víctimas de desaparición, hablan del trabajo de su organización, de la historia que comenzó con manifestaciones públicas para denunciar las desapariciones de personas en el estado, donde muchos temían y aún temen hablar. Cuentan de los campos de exterminio —mal llamados ‘cocinas’ por algunos medios de comunicación— que abundan en esa la entidad. Relatan la recuperación de los restos humanos que ellas mismas han hallado: 250 mil fragmentos en un campo, 200 mil más en otro.

Fotografía: Alejandra de la Fuente

Cuando cuenta la historia de su primera protesta, en 2013, Leti dice: “Salimos a la calle a decir ‘Nos necesitamos’, pero nos seguimos necesitando”.

Desde el público, Bettina Cruz, Integrante de la Asamblea de los Pueblos Indígenas del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca, e integrante del Concejo Indígena de Gobierno (CIG), pregunta: ¿cómo le hacen para saber en dónde buscar?

Entre las integrantes de FUNDENL explican que hay veces que en la misma denuncia aparecen datos que pueden dar con la localización, pero no se conocen porque las autoridades no hacen las investigaciones. Otras veces es a través de denuncias anónimas.

Luego, una joven que dice ser de Durango comienza a relatar que en su estado, a diferencia de Nuevo León, hay más fosas clandestinas que campos de exterminio, pero “Durango no figura mucho en las noticias, ahí si nos han mantenido callados”, dice. Cuando termina su exposición Leti se acerca a ella y la abraza.

La exposición de FUNDENL inauguró el Encuentro del Noreste de Mujeres que Luchan y no fue casualidad: en Nuevo León, son las mujeres, madres, esposas, hermanas, quienes —como Leti, Paz y Luisa— han protagonizado la búsqueda de los desaparecidos, y el acompañamiento a las buscadoras es una de las principales luchas que la red de Mujeres del Noreste consideran deben mantener y robustecer.

“Desde 2014 algunas de nosotras hemos acompañado y trabajado de distintas formas con FUNDENL. La idea de invitarlas al encuentro fue para que otras mujeres las conozcan y más de nosotras nos solidaricemos”, explicó Claudia.

“Si tienen un talento, cualquiera que sea, nos pueden ayudar”, dijo Leti a las mujeres del público, al termina su presentación.

Defendernos

María de Jesús Patricio, reconocida por haber sido vocera del Congreso Nacional Indígena (CNI) en las elecciones de 2018 y que asiste junto con Bettina como representantes del CIG, espera desde temprano la inauguración del Encuentro del Noreste. Durante el mismo fin de semana, otro encuentro similar se desarrolla en la Ciudad de México al que, cuenta, también asistirán al día siguiente.

Cuando fue el primer encuentro en Chiapas, antes de las elecciones, ya las zapatistas veían que el gobierno que quedara iba a continuar con los proyectos de despojo pactados y el combate a los pueblos y sus formas de organización, dice Marichuy. “Por eso las compañeras zapatistas insistían mucho en el encuentro en que teníamos que organizarnos. Por eso dieron esa lucecita para que cada vez fueran más luces en cada región”.

La práctica de mirar el países por regiones, con sus respectivas particularidades, es una que también realiza el CNI. “Cuando se hacen los encuentros, por ejemplo, en alguna comunidad, da oportunidad a que más compañeras de alrededor se acerquen y escuchen. Es una manera de encontrarse para ver los problemas propios de esta región”.

Fotografía: Alejandra de la Fuente

El Encuentro del Noreste reunió a más de 200 mujeres de más de 13 estados, que durante el fin de semana participaron en alrededor de 21 actividades.

Una de las problemáticas de las que más se discutió en el evento, según Claudia, fue la de la colonia Independencia, el barrio más antiguo de Monterrey. Actualmente, el proyecto de obras viales Distrito Nueva Independencia, planea la construcción de una interconexión entre los municipios de Monterrey y San Pedro. Sin embargo, el movimiento de vecinas y vecinos propietarios de casas de más de cien años de antigüedad ha mantenido resistencia a lo que consideran despojo urbano.

Esa lucha en la región noreste del país, considera Marichuy, es uno de los ejemplos que han retomado desde el CNI que puede inspirar a otras mujeres. “Eso que le están haciendo a ellas es una muestra del despojo que están haciendo a los pueblos también”.

Pero hay un primer territorio en asedio: el cuerpo, que las mujeres en Nuevo León han tenido que salir a defender más recientemente. El 6 de marzo, días antes del encuentro, el Congreso local reformó la constitución para proteger el derecho a la vida “desde el momento de la concepción”, una reversa a los derechos de las mujeres, considera Claudia.

Para la manifestación por el día internacional de la mujer, el 8 de marzo, unas 3 mil 500 mujeres salieron solo en Monterrey, cuenta. Ahora, “es importante hacer redes en el noreste donde grupos de poder quieren imponerse para que no tengamos permitido decidir sobre nuestros propios cuerpos”.

“Hacía falta encontrarnos acá”, dice Claudia y resume: hablar de aborto y desmitificarlo es una de las luchas principales, que las asistentes del Encuentro del Noreste se plantearon, además del acompañamiento a las buscadoras y a las vecinas de la colonia Independencia.

Hacia el cierre del evento, las organizadoras proyectaron un video que enviaron las mujeres kurdas a las mujeres de México. “Nos hizo sentir que no estamos solas, que hay compañeras del otro lado del mundo que también están resistiendo”.

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