Un comportamiento de algunos hombres con sus hijas suele ser el de animarlas a hacer cosas, ese comportamiento a veces se confunde con actitudes chidas o feministas. Déjenme contarles mi explicación. Estas formas de dar ánimo, «tú vas a estudiar» y «ningún (otro) hombre te va a venir a decir qué hacer» no son más que la manera en que refuerzan la competencia con la madre y discursivamente crean una alianza contigo para su presente y su vejez.
Si tan quiere que estudies y no te cases para que seas feliz, ¿por qué no le ha dado el divorcio a tu madre? ¿por qué la destruyó emocionalmente? ¿por qué no la dejó estudiar? ¿por qué no lavaba sus platos en casa? ¿por qué nunca supo dónde se guardaban las cazuelas para los frijoles? ¿por qué habla tan mal de ella contigo? ¿por qué no sabe cómo curar una fiebre de recién nacida?
No es verdad, tú sabes desde pequeña que es discursivo, no tienes ese cuerpo de hombre, tu cuerpo es el de las mujeres alrededor y no es cierto que ellas pueden hacer lo que él dice, ellas están forzadas a cuidar, alimentar, atender; los hombres las oprimen, las acosan, las violan, él incluido. Si los hombres quisieran que sus hijas se liberaran, hace tiempo habrían colaborado en su propia extinción, no lo quieren, afianzan una imitación de esposa, su hija aliada fiel por encima de otras mujeres, en este caso sus esposas a las que explotan.
Las madres, ellas sí para que veas son nuestras compañeras, esa mujer que nos enseñó a resistir no discursivamente, con su práctica, la viste salir a la calle, alzar la voz, defenderse, te dijo con su hacer que tenías que aprender a sobrevivir, pero quizá no lo adornó con discursos, incluso pudo ser discursivamente machista, claro, no viene de otra sociedad, estamos aquí, pero recuerda su práctica, ella te enseñó a vivir, a hacer, a volar.
No es por el padre, el tío, el hermano, el primo, el hijo o el abuelo que estudiaste, fue por la madre que veías trabajar, por la tía que nos cuidó, por las hermanas que vimos rebelarse, por la maestra Rosita del kinder, la vecina Adela, la amiga Carolina, la tía que toca un instrumento, la prima que canta, la amiga de mamá que era enfermera, cocinera, contadora, esas mujeres nos enseñaron, nos animaron con su ejemplo, lo otro, eso que dicen los hombres, son palabras bonitas para tener una imitación de esposa para que cuando su esclava falte o se logre liberar, te quedes con ellos; mejor escapa con ella, ayudémonos a escapar.
Me gusta el contenido que comparten porque genera conciencia sobre la denuncia y la defensa de los derechos de las mujeres pero este artículo no alienta el amor propio y la sororidad. La autora, debería explicar que se trata de un padre abusivo en particular -probablemente el suyo- que los comportamientos de padres, hermanos, tíos son parte del sistema patriarcal y no generalizar porque cada día encontramos ejemplos de nuevas paternidades que dan la batalla para amar a sus hijas.
Estoy totalmente de acuerdo, y también entiendo que como toda deconstrucción, ésta crítica resulta dura y dolorosa, sin embargo no deja de ser verdad. Yo también tengo un padre con discurso emancipador pero con actos sumamente machistas, lo quiero pero sinceramente detestaría tener una pareja como él. El feminismo no es fácil hay que tener cierto valor para confrontar la terrible realidad, pero una vez que se hace es liberador!!!
Así es, el feminismo es doloroso porque te hace ver aquel sistema patriarcal, sin embargo no muchas personas están dispuestas a hacerlo…
Así es te quita la venda de los ojos , ya no hay vuelta atrás, puedes llegar a sentir tristeza, desesperación, frustración y hasta depresión, pero sí , en efecto es liberador.
Es muy difícil reconocer esa historia en su propio núcleo. Pero el reconocerlo nos hará cambiarlo.
De acuerdo, se que no aplica para la totalidad de los padres pero justo he escuchado a algunas chicas cercanas decir a mi mi padre siempre me ha dicho que salga adelante por mi misma y no dudo que se lo dice de corazón pero siempre me pregunto ¿y cómo será este hombre con la madre? El padre de mi hija la alienta a ser ella, y lava los platos y la ropa y se siente super progre en temas de género y yo creo que es cierto sentido lo es (comparado con otros), es infiel, ve a las mujeres como objetos sexuales, no usa condón y luego las culpa por quedar embarazadas…
Típico ejemplo, como lo menciona el texto
Así crecí, admirando a mi papá, hasta que me di cuenta del macho, misógino que es y ahora, aunque lo amo porque fue un buen padre, ya no le perdono ninguna de las cosas que ha hecho y leerte me hizo recordar algo que yo siempre digo, porque él siempre me dijo qu Eno me dejara de ningún hombre, que yo debía estudiar y trabajar para no necesitar de los hombres, pero efectivamente, a mi mamá la tenía muy sometida sirviéndole. A nosotras no nos enseñó a ser así, pero sí veíamos cómo trataba a mi mamá y una siempre aprende a normalizar esas situaciones, pero ya no, ya no más.
Episodios de las vidas renales de miles de mujeres en todo el mundo, la división entre mujeres que nos impone el machismo para mantenernos en su poder, actitudes patriarcales de padres dentro de hogares («familia») como una frase dice divide y vencerás. Por eso miestras puedan escapen.
Siempre quise admirar a mi papá pero nunca pude pq, aunque pasaba de cómo era conmigo, nunca fui ciega ante cómo era con mi mamá. Veía mucha de mi personalidad en mi abuelo pero nunca pude admirarlo pq también veía como era con mi abuela. Ahora, con este texto, me doy cuenta q nunca he admirado a un hombre y q todas mis inspiraciones fueron mi madre, mi hermana, mis abuelas, mis tías, mis primas, las amigas de mi mamá, las mamás de mis amigas, en fin, las mujeres. Me libro de la culpa de nunca haber podido admirar a los hombres y dejo de perdonar sus patriarcalidades conmigo.
¡Interesante perspectiva!
La importancia que tiene crear conciencia sobre las nuevas generaciones y enseñar a aliarnos y a respetarnos entre nosotras.
Mostrasr las historias de nosotras, las que importan, las que destapan, las que han levantado la voz por todas, las que nos estudian con el fin de salir, libres de este cautiverio, de un sistema que somete.
Enseñar y aprender a identificar lo discursivo de lo real, no formar parte de ello.
El discurso es el arma primordial del patriarcado. Puedo nombrar que a las mujeres se nos obliga a cumplir lo que decimos, pero para los hombres es natural solo decir las cosas y no cumplirlas.