Por Alejandra Zeugirdor
Gente que no me conoce en persona y se entera de que mi alimentación es vegetariana: «eres una persona muy sana», «¡qué chido y admirable lo que haces!», «yo quisiera tener esa fuerza de voluntad para dejar de comer carne.»
Gente que me conoce/ve/se entera de que soy una mujer gorda con alimentación vegetariana: «¿es por prescripción medica?», «oye qué bueno que estás haciendo algo para bajar tu peso, si hicieras un poco de ejercicio bajarías más rápido.»
Sí, reducir el peso, la gordura, el exceso de dimensiones corporales siempre será algo que tenga un grado de importancia muy alto para obtener ganancias/status sociales muy visibles para que, al entrar, alinearnos y reducirnos podamos entrar en sus cánones de deseo y consumo. Porque, hasta el momento en el que ven o perciben (por imágenes) que nuestra dimensión disminuyó comienzan con mensajes que dictan que ahora sí somos dignas de ser miradas, pretendidas, elogiadas, cogibles, amables (del verbo amar).
Y no, ni nuestra salud ni el proceso, los cómos o los por qués les interesan. Lo que sí les interesa es que nuestras corporalidades gordas y el esplendor de nuestras lonjas no les incomoden. Eso es gordafobia.