Por Xochitl*
Hasta hace un par de meses, yo era muy partidaria de la maternidad subrogada, alguna vez llegué a hablarlo con una amiga muy cercana que, en un acto de amor hacia mí, se ofreció a «prestarme» su vientre para que yo en algún futuro pudiera tener hijxs, ella y yo lo veíamos como eso, un acto de amor, sin dinero de por medio, es decir, yo no iba a pagarle como tal, no iba a existir una transacción monetaria, sin embargo, era más que obvio que todo el precio de este proceso biológico recaería en ella, ella sería la que experimentaría todos los síntomas tanto físicos como emocionales que conlleva un embarazo. La idea quedó ahí, en una charla de amigas, y después de una experiencia de voluntariado en una casa materna, que si bien no aboga por la maternidad subrogada, sí lo hace por la adopción, pude por fin parar a reflexionar sobre el privilegio que significa rentar un vientre o adoptar un niñx de una mujer que no está en condiciones de tenerlo con ella, porque tampoco es casual que sean los hijxs de mujeres marginadas los que estén a disposición de quién pueda pagar por ellxs. En este proyecto histórico de despojo que el capitalismo representa, el hecho de poder comprar el fruto de los úteros de las mujeres se ha convertido en un derecho, un deseo individual se convierte en un derecho y esto lo ha logrado el neoliberalismo a través del dinero, por supuesto, porque no hemos podido alcanzar derechos mucho más urgentes como acceso a la salud, a una vivienda digna, a la educación, pero avanzamos con gran rapidez hacia la consolidación del único derecho que reconoce el capitalismo: el derecho a consumir.
Vifac se define como un hogar para mujeres embarazadas en situación de vulnerabilidad, reciben a niñas desde los 12 años que no tengan un lugar digno para pasar su embarazo, ofrecen comida, techo, cuidados médicos, apoyo psicológico. Es una institución de tendencia derechista y católica, basta entrar a la casa para constatarlo, imágenes religiosas inundan los jardines, las paredes de las oficinas, el aborto es un tema que está prohibido, “Dios te ha mandado un ángel, quién eres tú para matarlo”. reza un cartel en el que se puede ver a un bebé sonriendo, al ingresar las chicas deben llenar un formulario en el cual se especifique su credo, cuántas parejas sexuales han tenido y si pensaron en practicarse un aborto, muchas de ellas están ahí, no porque se consideren como vulnerables en el sentido de que no tengan familia o techo, están ahí por la posibilidad de dar en adopción a su hijx, porque a muchas se les pasó el tiempo permitido para la interrupción legal del embarazo o porque en su estado no existe esa posibilidad, hay un número importante de mujeres víctimas de violación, la ayuda «integral» que ofrece dicha institución deja mucho que desear, se les da una plática de bienvenida donde se les dice hasta el hartazgo que es mucho mejor dar en adopción al bebé, que estará con una familia cariñosa que les dé lo que las madres no pueden, que el aborto es un pecado y que ellas han resarcido el error de embarazarse al entregarlo a una familia que desea tener un hijx, se las obliga a asistir a misa, y tomar talleres de “vida cristiana” y “segunda virginidad», (sí, ¡segunda virginidad!) en el que se les enseña a que si ya una vez cometieron el error, no tienen por qué hacerlo nuevamente, es decir, se crea todo un estigma sobre la sexualidad, y se culpabiliza a las mujeres, aunque algunas hayan sido víctimas de violación, las lecturas de la biblia y el rezo de rosario son forzados, aunque algunas no sean católicas, porque son las normas de la casa, se las lleva cada domingo a una iglesia cercana, todas juntas, con su barriga a cuestas, son exhibidas en misa, donde el sacerdote ruega por la salvación de sus almas, y ora por aquellos buenos futuros padres, la terapia consiste en exponerles vídeos donde se lleva a cabo un aborto a un feto de más de 4 meses, diciéndoles: «¿Tú querrías eso para tu bebe? Mejor entrégalo y con eso te sentirás mejor». Al llegar el momento de parir son llevadas a un hospital del sector salud, se les indica no decir ni una palabra: No vayas a comentar que piensas darlo en adopción, evítanos trámites innecesarios, si te piden que amamantes a tu hijx hazlo, si te embrazaste por tu error, por lo menos termina bien el trabajo, ¿no? Todo el tiempo son resguardadas por trabajadoras sociales de la institución que impiden que el personal del hospital se acerque a dar consejería sobre métodos anticonceptivos.
Una vez nacido el bebé, las madres tienen de dos a tres semanas para recuperarse y dejar el albergue, si no tienen a donde ir, se les canaliza con otros albergues, regularmente religiosos, para que puedan irse, lo cual nos habla de su visión biologicista, es decir, sólo se aseguran de que la mujer lleve a término su embarazo.
No importa que las mujeres en el transcurso hayan decidido quedarse con su bebé, pues ya han firmado una hoja, donde se comprometen a entregarlo, y si llegan a negarse comienza toda una serie de chantajes que señalan está incumpliendo la ley.
El proceso legal es otra desgastante y traumática experiencia, el abogado te instruye a lo que debes decir ante el juez de lo familiar, y sobretodo te dice: «No la riegues de nuevo, el sexo sólo hasta al matrimonio: ¡respétate!».
Las familias que son elegidas para entregarles a los niñxs, son familias de una posición económica muy alta, regularmente se llevan al extranjero a los recién adoptados y obvio entregan un «donativo amoroso» a la institución, una vil transacción, no los mueve el interés en que haya una familia amorosa queriendo un bebé, lxs mueve el sistema capitalista que ve en las personas una mercancía y en las mujeres una vasija, no les interesa el bienestar emocional, las obligan a parir, el sistema obliga a estas mujeres a parir, porque no existen los mecanismos para tener acceso a un aborto libre, salubre, digno, ellas no han podido elegir, y menos si son víctimas de violación. Reprimir la sexualidad, ignorar que se necesita mucha información eficaz, no abona a que se eviten este tipo de situaciones, se necesita mucha reflexión mucho debate, mucha conciencia de que estas prácticas también nos violentan de manera muy meticulosa y estructural…
——————————————
*Nota: El nombre de la autora fue cambiado para resguardo de su seguridad